Zapotecas se unen a ola verde contra plásticos y unicel

Hamburguesas en hojas de plátano o venta de popotes de bambú son algunas acciones con las que los oaxaqueños ayudan al planeta, evitando los residuos de un sólo uso

Foto: Roselia Chaca / EL UNIVERSAL
Municipios 20/06/2019 06:00 Actualizada 06:05

Bryanna Hael Ruiz es una artista y sicóloga zapoteca que desde hace 31 semanas comenzó un reto personal de reducir el consumo del  plástico en su vida cotidiana. Para ello, hace no más de   un mes creó la página  Cerobasura Istmo para compartir sus experiencias, espacio que terminó convertido  en una tienda en línea, la única en la región, que ofrece productos biodegradables que sólo se consiguen fuera del país.

A tan sólo una semana de su  creación,  la tienda en línea ha tenido gran demanda  en los popotes de hueso de aguacate y de bambú, que al final pueden ser utilizados en composta y se biodegradan en un año. También le solicitan   platos, vasos y cucharas   para fiestas que se biodegradan  en 30 días.

Su objetivo más que comercial, dice,  es un asunto de concientización sobre el uso excesivo del plástico, sobre todo del unicel. Dice que sus ganancias son mínimas, pues los productos los consigue en países como Argentina Estados Unidos, así que  busca estrategias y promociones para tenerlos al alcance de los istmeños.

“La tiendita comenzó porque mucha gente empezó a preguntar por los productos que yo utilizaba, como los cepillos de bambú, las copas menstruales, los popotes. Así que empecé a ofrecer los utensilios biodegradables para fiestas y han tenido una gran demanda. No es por dinero,  es un reto personal de demostrar que sí se puede reducir el consumo del plástico; es difícil, pero no  imposible”, explica.

Su siguiente reto es visitar los restaurantes de Juchitán para invitarlos a sumarse a la iniciativa de que sus clientes carguen  sus recipientes cuando compren comida para llevar, por el momento en sus redes sociales sugiere  a los ciudadanos  comprar sus productos en el mercado llevando su propia bolsa de mandado,  tupper y vasos.

Envoltura biodegradable. No es el único esfuerzo que realizan los zapotecos por el ambiente. A unos metros del mercado público de Juchitán viven Samantha  Moscoso  y su esposo Fernando Zarate, quienes  desde hace nueve meses comenzaron un negocio de comida rápida en línea: hamburguesas caseras Hambre Feroz. 

Al principio entregaban sus productos en platos de unicel, hasta que un día se enteraron que el material tarda en  degradarse  mil años, más las sustancias tóxicas que produce en su fabricación.

Ante la llegada en unas semanas de su primer hijo, se sintieron responsables de la parte contaminante que generan al ofertar sus productos en unicel y bolsas de plástico, así que buscaron una alternativa económica y  amable con el medio ambiente. Después de ver la propuesta de una cadena tailandesa de envolver sus verduras en hojas de plátano en  supermercados,   decidieron probar suerte.

Para su fortuna, en el mercado de Juchitán fue  fácil adquirir las hojas de plátano, así como la carne fresca; el pan lo elabora con un panadero local, así que todos los ingredientes son frescos y sin conservadores;   ahora las hambuerguesas también son ecológicas.

Además, con la hoja de plátano redujeron en un 20% sus gastos, pues el unicel les costaba 60 pesos  por 40 piezas, en cambio la hoja de plátano cuesta 15 pesos para el mismo número de hamburguesas.

Al principio, aseguran,  recibieron críticas por la propuesta, pero con el tiempo los clientes les agradó que la envoltura sea amigable con el ambiente.

El pueblo sin unicel. En la entrada del balneario natural  público Ojo de Agua, de Santiago Laollaga,  está un anunció que advierte a los visitantes que ahí se dice: “No al Unicel”. El rótulo no  está por moda, sino por orden municipal, pues el  16 de marzo el Cabildo determinó que en la población no se utilizaría nunca más el unicel. Desde el 20 de marzo el dictamen promovida por la Regiduría de Salud, la Dirección de Ecología y Protección Civil del ayuntamiento se hizo ley, dice la  presidenta municipal Aksa Toledo Prado.

La propuesta se dio por   inconformidad de los productores de mango, en cuyos huertos terminaban cientos de toneladas de unicel que los  turistas utilizaban y tiraban en el mismo arrollo natural.  
Antes de que el Congreso prohibiera  el uso del plástico en  todo Oaxaca, Santiago Laollaga  fue el  primer municipio del Istmo de Tehuantepec que lo hizo ley.

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