Identidad y resistencia: en este pueblo chontal, se niegan a que muera la música
Sólo cuatro personas mayores de 80 años preservan sonidos tradicionales; impulsan enseñanza a nuevas generaciones, y por primera vez, a las niñas
Oaxaca de Juárez.— Si algo tienen claro los pobladores de San Matías Petalcatepec, comunidad ubicada en región de la Sierra Sur y que está habitada por la nación chontal, es que la música es memoria y resistencia, pero sobre todo un vehículo para rescatar una identidad amenazada por el tiempo.
Así ha sido siempre en esta pequeña localidad del municipio de San Carlos Yautepec, pero con el paso de los años, lo que fue una gran banda de viento poco a poco se fue extinguiendo, y hoy se enfrenta al riesgo de que desaparezcan los sonidos y las partituras nacidas de la tradición chontal, pues sólo cuatro músicos mayores de 80 años preservan ese legado.
Fue pensando en ese riesgo que Luis Ángel Leodegario Martínez, un joven que desde hace dos años se ha dedicado a trabajar para preservar la identidad chontal, decidió impulsar un proyecto para que las nuevas generaciones pudieran aprender de los últimos músicos de San Matías y, a su vez, ellos pudieran transmitir esa herencia.
“La banda de la comunidad se formó en 1950, muchos aprendieron en ese entonces, pero nunca más volvió a venir un maestro de música y ahora quienes saben tocar un instrumento son personas de más de 80 años, algunos ya han fallecido, así que la banda se desintegró. Sólo cuatro abuelitos tocan en fiestas, rezos y sepelios”, cuenta.
Foto: Cortesía
Para los habitantes de esta comunidad asentada entre altas montañas, la música es una forma de resistencia, una manera en la que la identidad chontal se mantiene anclada a la comunidad a través de las fiestas, pues San Matías Petacaltepec es la población con más festejos de la región chontal.
“La música es la que ayuda a no perder la tradición, es la que alegra nuestras fiestas, siempre nos acompaña en una mayordomía, o también en un sepelio, yo crecí con esto”, explica Luis sobre esta comunidad que cuenta con al menos 12 festividades principales, las más importantes son la mayordomía de la Virgen del Rosario, en octubre, y la fiesta patronal que dura cuatro días, a partir del 25 febrero.
Fue con ello en mente, pero sobre todo, convencido que la identidad no sólo es lengua y vestimenta, que Luis Ángel acaba de lanzar una convocatoria para que los niños y niñas que ya participan en los talleres de chontal que imparte, aprendan a tocar instrumentos musicales y puedan también a través de ese medio enorgullecerse de su raíz y cultura.
El detalle, explica, es que no cuentan con dichos instrumentos y los que tienen son tan antiguos que no tiene mucha esperanza de que puedan repararse.
La oportunidad de las niñas
Foto: Cortesía
“Tenemos que hacer algo por la música, conseguir más instrumentos y que los abuelitos funjan como maestros y les hereden el conocimiento a los niños”, repite con entusiasmo Luis Ángel cada que habla del proyecto para rescatar la banda de viento de su comunidad.
El universitario cuenta que hasta el momento son 15 los niños que están entusiasmados con la idea de trabajar para que no se pierda la música chontal, y destaca que por primera vez habrá niñas a quienes se les enseñe a tocar un instrumento, pues anteriormente esto estaba prohibido para ellas.
“Por primera vez habrá niñas, tenemos testimonios de mujeres que en su época intentaron aprender, pero no quisieron enseñarles, por eso ahora de los 15 que se han interesado en el proyecto, seis son niñas”, platica.
Azul Nahomi Cruz, una de esas seis niñas, está convencida de que esta es su oportunidad de acceder a algo a lo que las mujeres de San Matías Petalcatepec nunca han podido, y señala que no hay razón para que se dude de que ellas también tengan talento, y sobre todo, derecho de hacerlo.
“Porque las niñas también somos del pueblo, eso nos hace sentir orgullosas y podemos expresarlo con la música”, expresa.
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Por el momento, para poder materializar este proyecto, Luis Ángel ha comenzado con una colecta de instrumentos a través de redes sociales. El joven se acerca directamente a quienes él considera que podría interesarles impulsar esta aventura musical y les pide que se sumen. Hasta el momento, un médico que reside en Estados Unidos y una concinera tradicional ya se han comprometido a donar.
Lo hace así, explica, porque en su comunidad nunca ha habido infraestructura cultural, casa de cultura o algo similar, y por años las autoridades del pueblo han solicitado apoyos de gobierno en este rubro, sin que se logren resultados favorables. Fue por eso que durante 70 años, nadie ha vuelto a aprender ni enseñar música.
“Ser músico es servir a tu pueblo y estamos recuperando ese enfoque, no nos hace falta mucho, un saxofón bajo, uno alto, un tenor, un clarinete y dos trompetas”, enumera el joven, quien tiene grabadas las palabras de don Abdón de Jesús Flores, que a sus 88 años es uno de los últimos músicos:
“Donde no hay banda, el pueblo completo está muerto, es vida la música. Cuando hay banda, hay vida. Queremos enseñar a los niños para que esto siga, y de aquí a unos años, ellos también continúen enseñando”, dice el hombre, uno de los pocos que han mantenido la tradición musical y que se niega a que su identidad muera.