Covid-19 da nueva vida al jarabe de morro, medicina tradicional del Istmo de Oaxaca

La elaboración del jarabe para la tos la realiza para la propuesta medicinal alternativa Guie’ Stiá, que creó en Unión Hidalgo la maestra y defensora del territorio Rosalba Fuentes

Covid-19 da nueva vida al jarabe de morro, medicina tradicional  del Istmo de Oaxaca
Foto: Roselia Chaca
Más de Oaxaca 30/12/2021 11:07 Roselia Chaca Oaxaca Actualizada 11:07

Tehuantepec.— A raíz de la pandemia de  Covid-19, la demanda del  jarabe de morro para la tos se disparó como una medicina alternativa en el Istmo de Tehuantepec,  un   remedio naturista que siempre se ha utilizado para calmar asma y bronquitis, sobre todo en niños.

Alejandro Ramírez es uno de los productores que existen en la región y que se encarga de elaborar el jarabe de manera artesanal. Es  un  terapeuta de masajes  que  hace 20  años se formó como promotor de la salud, desde el Centro Popular de Apoyo y Formación a la Salud (Cepafo) de la Diócesis de Tehuantepec, así que dos décadas de  trabajo en la medicina tradicional tanto en Oaxaca como en Guerrero lo respaldan.

La elaboración del jarabe para la tos la realiza para la propuesta medicinal alternativa Guie’ Stiá, que creó en Unión Hidalgo la maestra y defensora del territorio Rosalba Fuentes. El ingrediente principal del jarabe es la pulpa y la corteza del fruto del árbol de morro, llamado de la misma manera.

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Foto: Roselia Chaca

El morro es un fruto verde semiesférico de corteza dura, que no rebasa los 10 centímetros de diámetro. Adentro contiene una masa blanca de consistencia semileñosa con sabor semidulce, conocido entre los zapotecas  como bitu xiga/morro.

El árbol  existe en toda Mesoamérica y el Caribe, pero  en el Istmo  está en riesgo  de extinción, a pesar de que siempre estuvo presente en la vida diaria como   medicina, como utensilio, juguete y artesanía. Así, a  Alejandro cada vez le cuesta más encontrar este fruto porque los árboles han sido talados.

“Cada vez me cuesta encontrar los árboles de morro. Habían dos cerca de Tehuantepec, pero la última vez que  fui y ya los habían cortado para construir casas, fue una gran pena. He ido hasta Magdalena Tequisistlán en busca del fruto. Pero no sólo está en extinción el morro, también  otras  plantas que se utilizan en la elaboración del jarabe”, explica Alejandro en entrevista con EL UNIVERSAL.

Algunas médicas tradicionales de Juchitán preparan el jarabe de morro con la variedad pequeña (morro llano),  para atacar la tos seca. Para lograr el jarabe, realizan una mezcla de la pulpa con ocote, salvia real, eucalipto, árnica y polvo de caparazón de armadillo, además de endulzarlo con miel de abeja. También se puede lograr un tónico para la tos crónica.

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Foto: Roselia Chaca

 En su caso,  Alejandro utiliza una fórmula propia que han perfeccionado en Guie’ Stiá desde hace 18 años: agua, morro, eucalipto, gordolobo, bugambilia morada, ajo, manzanilla, canela, azúcar  y alcohol del 96. Para producir 20 o  25 litros de jarabe le toma un mínimo de  dos días a tiempo completo. A eso se agregan los dos días que le lleva recolectar algunos de  los ingredientes en el campo.

El  proceso químico doméstico  al que se somete la preparación le toma un día más. Esto incluye hervir  las plantas por 20 minutos,  enfríarlas,  luego colocarlas y exprimirlas; se realiza una medición y se agregan los endulzantes. Después se mezcla con los ingredientes del morro  (pulpa y cáscara)  y se vuelve a hervir de 20 a 40 minutos al punto de jarabe, se retira del fuego y se  deja enfriar.

 En la última etapa, el producto se deja enfriar, se vuelve a medir y agregar alcohol como conservador; el embotellamiento y etiquetado  entra en otro proceso de la cadena de producción que se realiza en las instalaciones de Guie’ Stiá.

Alejandro comenta que con el  tiempo, el jarabe de morro para la tos también se irá extinguiendo ante el desplazamiento de la medicina creada por las farmacéuticas y el gran trabajo que requiere su preparación, pero el día de hoy vuelve a estar presente como una propuesta alternativa en los hogares, sobre todo ante el Covid-19.

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