¿Regreso a clases? Explotación y violencia se ensañan con niñas que trabajan en calles de la ciudad de Oaxaca
Aunque el trabajo infantil es muy común entre los varones, son las mujeres quienes carecen de pago y de reconocimiento; además se enfrentan a un mayor número de violencias en el espacio público
Oaxaca de Juárez.– Las niñas que trabajan en las calles de la zona metropolitana de la ciudad de Oaxaca sufren una mayor carga laboral, el desdén de la población y su invisibilización; además, muchas no perciben un ingreso y se enfrentan a mayor violencia, en comparación con el trabajo que llevan a cabo los niños en esta misma situación, de acuerdo con una investigación realizada por el Centro de Apoyo al Niño de la Calle de Oaxaca (Canica) y la Universidad Iberoaméricana Campus Ciudad de México.
En términos cuantitativos, 77% de la población infantil que trabaja en calles de la zona metropolitana de Oaxaca son niños y 27% son niñas, de acuerdo con el informe.
Sin embargo, “aunque el mayor número de trabajadores en calle sean hombres, esto no quiere decir que las mujeres no tengan un mayor trabajo”, menciona Alejandro Lima, coordinador de Desarrollo Institucional de Canica.
Foto: Edwin Hernández
El enfoque de género en el estudio, explica, permitió detectar y visualizar “ciertas sutilezas”.
La investigación arrojó que aunque niños que trabajan son más en número, en términos esenciales son las niñas las que tienen una agencia más amplia de trabajo y también padecen un mayor desdén en los trabajos que realizan.
Aunque el trabajo infantil es muy común entre los varones, son las mujeres quienes por lo regular carecen de pago y de reconocimiento, por lo que su trabajo es invisibilizado.
“Por lo regular, a los hombres que hacen trabajo callejero se les tiene por una fachada de trabajadores y proveedores, aunque estrictamente no lo sean así, porque no contribuyen muchas veces directamente al gasto familiar y se involucran poco o nada en las labores domésticas.
“Mientras que en el caso de las niñas y las mujeres decimos que tienen una agencia más amplia, porque ellas no solamente son trabajadoras y proveedoras, también son protectoras, cuidadoras y muchas veces hasta son estudiantes”.
Alejandro Lima señala que esto tiene que ver en gran medida con una dinámica histórica y social de asimilación de las mujeres o de la inclusión de las mujeres dentro del mercado laboral, en el que se establece que ésta no se debe necesariamente al ejercicio de libertades sino a precariedades y crisis económicas que han obligado a que las mujeres, las niñas y niños, hagan actividades productivas para hacer frente a las dificultades económicas.
Foto: Edwin Hernández
En el caso de las mujeres y niñas, aunque han ganado cierta independencia económica, están sobrecargadas en sus funciones, pues además del trabajo remunerativo deben cumplir con el doméstico, así como con el cuidado de los niños.
“El papel tradicional de las mujeres y de las niñas como cuidadoras, y como realizadoras del trabajo doméstico no ha cambiado, ahora se les agregan otros roles y responsabilidades y esto provoca una sobrecarga del trabajo”, explica Canica.
Adicionalmente, las niñas que hacen trabajo infantil en la calle se enfrentan a un mayor número de violencias en el espacio público, en comparación con los niños; algunas de esas violencias están relacionadas con el acoso y el abuso sexual, detalla la organización.
El coordinador de Desarrollo Institucional de Canica detalla que han identificado tres tipos de trabajo infantil en la zona metropolitana de Oaxaca.
El primero lo hacen aquellos niños, niñas y sus familias que llegan por temporadas de turismo a vender productos, dulces o a pedir dinero, y luego regresan a sus lugares de origen.
También están los niños, niñas y sus familias que viven en la zona metropolitana y se dedican permanentemente al trabajo infantil callejero. Sus principales puntos son la Central de Abasto y los cruceros de la ciudad y del centro.
Foto: Edwin Hernández
El tercero es propiamente la explotación laboral y la trata de personas, en donde han identificado grupos que organizan a familias, niños y niñas, para que acudan a trabajar en la zona metropolitana, bajo una cuota fija, con rendición de cuentas a sus explotadores. Por medio de mecanismos de promoción del trabajo, los traen desde su lugar de origen para que hagan actividades donde los beneficios que reciben son mínimos.
Alejandro Lima sostiene que no han identificado una política pública que dé cuenta y que segmente de manera objetiva la población que realiza este trabajo infantil callejero o que está en proceso de “callejerización”.
“Nosotros consideramos que la política pública hasta el momento ha sido insuficiente, inexistente en muchos casos e ineficaz, porque no se ha desarrollado realmente bajo una co-creación de los organismos y las instancias correspondientes para abordar la problemática”.
Oaxaca, dice, no cuenta con una Secretaría del Trabajo que atienda el trabajo infantil callejero, lo que habla de una desarticulación en la esfera pública hacia esta problemática y el proceso de callejerización.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Trabajo Infantil 2019 y el Censo Nacional de Población 2020, 153 mil 554 menores oaxaqueños, de entre cinco y 17 años, realizan actividades económicas no permitidas por la ley; de ellos, 51% no reciben ingresos y 45% se desenvuelven en una ocupación considerada como peligrosa.
Foto: Edwin Hernández