Hay urgencia, pero no educación visual: Félix Reyes, fotógrafo con 38 años registrando realidad de Oaxaca

Félix Reyes relata su pasión por registrar imagen, su camino con cámara al hombro es “lo mejor que le ha pasado” y sus logros; dice que aprendió a “mentadas”, lo que lo obligó a prepararse

Félix Reyes, fotógrafo que lleva 38 años registrando realidad de Oaxaca. Fotos: Mario Arturo Martínez
Más de Oaxaca 24/01/2023 14:14 Christian Jiménez Actualizada 14:49

Oaxaca de Juárez.- A pesar de sumar 38 años de trayectoria con la cámara al hombro, Félix Reyes no tiene poses. Porta un chaleco distintivo “de fotógrafo”, en donde guarda cigarros, rollos fotográficos y empuña recuerdos cuando camina por el Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo (CFMAB), en donde exponen sus fotografías.

Luego de dejarse retratar, camina hacia la salida. “Buenas tardes, maestro”, le saludo. Él frunce el ceño y responde: “ay, mira, no me digas maestro”. Acto seguido, tomamos camino a un café. “No se puede fumar”, le indican en el establecimiento. Un capuchino y las ganas de un cigarro acompañan el relato.

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Félix Reyes Matías tiene 58 años, es originario de Santiago Minas, Sola de Vega, y desde 1984 se dedica al oficio fotográfico. “Le tomo fotos desde a un vivo hasta a un muerto”, bromea al hablar sobre las técnicas en que ha incursionado.

“La fotografía para mí, desde el momento que tuve una cámara en la mano, ha sido mi pasión. Me tracé la meta de ser mejor, de aprender cosas diferentes de la vida. En lo personal comencé tomando fotos de sociales”.

Su primer trabajo en prensa fue en un periódico donde duró tres años. Poco a poco, la fotografía se convirtió en su proyecto de vida. “Es lo mejor que me ha pasado”, sentencia.

En su camino por los medios, recuerda que fotógrafos y fotógrafas de diversos medios se juntaban para platicar sobre sus trabajos. Aunque muchos se formaron en la carrera de Comunicación, él fue autodidacta. “Aprendí a mentadas de madre”, espeta sin sonreír. “Eso me obligó a prepararme y a no quedarme rezagado, a esforzarme más para aprender”.

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Empezó como “comodín”, cubriendo todas las secciones, pero por ser joven, los jefes lo mandaban a cubrir sociales.
Le pregunto si tiene una foto favorita o especial: “No tengo una foto favorita, es un diarismo. La foto que hoy era buena, mañana es historia y ya estás pensando en que la de mañana sea mejor”, comenta.

Da un sorbo a su café y recuerda el día en que lo mandaron a cubrir la campaña del exgobernador Heladio Ramírez López en Miahuatlán.

“Había un caso ahí de que habían matado a una líder, saliendo de su oficina en el municipio. Yo fui dos o tres días después y el evento se había suspendido porque la gente estaba molesta. ¿Qué hago?, que me voy a la plaza y tomé fotos de una señora que estaba vendiendo. Regreso y le digo al director que no hubo evento y le doy las dos fotos que tomé”, rememora.

Al día siguiente una de sus imágenes fue la foto de portada, acompañada de un texto en apoyo al candidato. De la foto sólo quedan los archivos de la hemeroteca y el recuerdo, pues los medios se quedaban los derechos y archivos de las imágenes, mientras que los fotógrafos ponían su propio equipo.

La precariedad del oficio alcanzaba sólo para dos “tiros” por evento. Una foto con la que ganó el Premio Estatal de Periodismo en Fotografía Benito Juárez García en 1997, la tomó con el rollo que dos compañeros le regalaron en una marcha.

También ganó el Premio Ricardo Flores Magón en 1977, otorgado por organizaciones de periodistas independientes.

Testigo del tiempo

Félix Reyes trabaja como fotógrafo en el Congreso del estado, desde donde observa el entusiasmo de las nuevas generaciones. Con los brazos cruzados, dice: “El problema que se tiene es que no hay educación visual, la foto no tiene contenido porque el que lo está haciendo no tiene conciencia de ello, sólo buscan quién la sube primero”.

Fiel a los procesos tradicionales de la foto, pues asegura que apuesta por la calidad, cada fin de semana sale a pueblear y caminar con cámara en mano. 

“Llevo película, nunca llevo digital. Buscando no descubrir el hilo negro, sino ir a registrar algo que en medio de las prisas y los pretextos dejamos de hacer. Yo sigo retratando con película, hago paisaje y si veo un accidente o un hecho periodístico, me paro y tomo la foto, aunque llegando a mi casa tenga que revelar y escanear”.

Ha trabajado en casi todos los medios estatales y en tres nacionales. Documentó movimientos sociales, como el paso del EPR, el movimiento de 2006 y conflictos agrarios, entre otros.

En su casa improvisó un cuarto de revelado que se activa por las noches, cuando nadie de su familia puede interrumpir su labor. “En el blanco y negro está la pureza de la imagen, la esencia de la fotografía”, afirma.

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Aconseja a quienes estudian fotografía que ejerciten su mirada y su pasión. “No se trata de que imiten, que sean ellos mismos, que sientan eso”, relata.

Reyes Matías ha expuesto su trabajo en el Centro Fotográfico y en el Centro de las Artes de San Agustín. Sin embargo, confiesa que no le interesa ser recordado por sus exposiciones, sino por su trabajo.

“Yo hice historia en su momento y mi historia está plasmada en los periódicos… lo mío es registrar lo que se vive en el estado, como fotógrafos tenemos una gran responsabilidad con la sociedad, hoy podrá ser una noticia, pero mañana es un documento histórico”, sentencia.

En el día a día, aconseja también a sus compañeros de trabajo sobre cómo mejorar sus técnicas; así ha ganado muchos amigos, pero insiste en que ninguno de ellos es su alumno, sólo personas con las que comparte vida, fotografía y conocimientos. “Quiero que me recuerden y no que me la recuerden”, dice en broma.

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