Incertidumbre de familias migrantes de indígenas de Oaxaca ante regreso de Trump; remesas no paran

El sentimiento de angustia que vivieron en 2017 vuelve ante el temor de la deportación masiva anunciada durante su campaña

Incertidumbre de familias migrantes de indígenas de Oaxaca ante regreso de Trump; remesas no paran
Sociedad 20/01/2025 13:42 Juana García Actualizada 13:54

Putla de Guerrero. - La preocupación e incertidumbre vuelven a invadir a Rufino Galindo, al igual que en 2017. Este hombre originario de una pequeña comunidad de la Sierra Sur de Oaxaca la teme la deportación de sus hijos radicados en Washington D.C., Estados Unidos, tras la llegada del gobierno de Donald Trump, quien prometió durante su campaña electoral planes de deportación masiva de migrantes. 

Desde afuera de su tienda de abarrotes en San Andrés Chicahuaxtla, una localidad habitada por la nación triqui ubicada en la zona alta del municipio de Putla de Guerrero, Rufino Galindo de 58 años quien regresó de Estados Unidos hace dos años, cuenta que la preocupación por sus hijos es constante a la llegada del presidente Trump. 

El sentimiento de angustia que le tocó vivir durante el primer mandato de Trump, de enero del 2017 a enero del 2021, cuando él aún radicaba en Chicago como migrante, ahora revive por sus hijos, quienes le han dicho que la incertidumbre se ha vuelto parte de sus vidas diarias, a diferencia de otros gobiernos.

De acuerdo con la estimación del Departamento de Seguridad Nacional, hasta el 2022 en Estados Unidos había 11 millones de personas con estatus migratorio irregular. 

“Pues mi hijo el mayor ha dicho que si lo agarran pues se regresa, no hay de otra, por eso todos estamos preocupados porque no sabemos qué pasará: _si nos agarran, nos regresamos_”, repite las palabras de sus hijos, principalmente el mayor que lleva 18 años trabajando en Washington.

Y es que en la primera semana de enero, la Cámara de Representantes ya aprobó la Ley Laken Riley el cual permitirá al Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) detener a migrantes indocumentados acusados de robo, hurto o hurto en tiendas, quienes podrían ser deportados sin un procedimiento que compruebe dicho delito. 

Expertos y organizaciones han señalado que esta ley sólo promueve la criminalización a los inmigrantes y pone en riesgo a familias completas, y que por el momento aún falta por ser aprobada por la mayoría del Senado.

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Además, el proyecto garantiza a los estados la posibilidad de demandar al gobierno federal por una «amplísima gama» de medidas relacionadas con la inmigración, lo que obstaculizara la capacidad del Ejecutivo de definir las políticas sobre este tema, sin importar qué partido está en el poder, según el National Immigration Law Center (NILC).

“Igual pasó en el año que estuve allá, cuando fue el gobierno de Trump. Estaba con miedo todo el tiempo. Cuando uno sale con su carro, está uno atento a ver a qué hora te para la policía”, rememora don Rufino.

Vivienda digna

La casa de don Rufino resalta sobre las demás que la rodean en Chicahuaxtla, pues está pintada de un amarillo canario que a lo lejos se ve coronando una de las avenidas principales. Aún lado de ella, apenas se sostiene otra pequeña casa de madera, la de sus padres y donde él creció.

“Hay que salir a buscarle, es un sufrimiento estar allá. La vida es del trabajo a la casa y de la casa al trabajo todo el tiempo, pero me fui para hacer mi casa, y ahora acá vivo con mis papás. Antes no teníamos nada, sólo este y otro de palma”, indica desde el patio de su casa rodeado de chilacayotes que pudo cosechar del campo.

Y aunque Chicahuaxtla no es una localidad migrante, en Oaxaca la mayoría de los pueblos indígenas sobreviven de las remesas que envían sus familiares desde distintos puntos de Estados Unidos.  Ahora, don Rufino y su familia disfrutan de una vivienda digna que construyó gracias a las remesas de su trabajo de 15 años en Estados Unidos, 10 de los cuales migró más al norte, en Alaska para laborar en la limpia de pescados y mariscos, mientras en Washington trabajaba en la construcción.

“Yo ganaba bien, pero era mucho trabajo”, agrega mientras regresa de una de las cabeceras municipales con la mercancía para su tienda de abarrotes. También dice que sus hijos se han adaptado allá porque es más seguro a diferencia de vivir en México. Él, por ejemplo, a unos días regresar a su comunidad, recibió llamadas de extorsión.

Según su experiencia, que consiste en los dos años que tardó en cruzar la frontera por el desierto a Estados Unidos, recomienda a los jóvenes concluir sus estudios y buscar un trabajo en el que no arriesguen sus vidas. “Estos tiempos se han vuelto más difíciles para andar allá. Luego piensan que es fácil, pero estando en la frontera ya no, y cuando uno ya está del otro lado, es puro trabajar. Además, es peligroso, porque no sabes cuándo van a agarrarte, mejor que le echen ganas”.

Las autoridades de Chicahuaxtla señalan que la migración no es alta en este pueblo triqui; sin embargo, gracias a qué migró Rufino pudo construir una casa con todos servicios, una tienda que le permite sostenerse día a día, además de seguirle dando estudios a su hija que se encuentra estudiando en la universidad. 

 

“Son cerca de 25 familias que se han ido y pocos han regresado porque no tienen documentos. La mayoría de las personas de acá son profesionista u otros migran, pero a la Ciudad de México o al norte del país, también mucha gente se está dedicando a sus huertos, pero sin apoyo del gobierno”, explica Rafael Santiago, agende municipal de Chicahuaxtla, quien también migró y regresó hace seis años. 

De hecho, el municipio de Putla de Guerrero es el noveno en recepción de remesas en el estado de Oaxaca, con 28.161604 millones de dólares, de acuerdo al último reporte del Sistema de Información Económica, del Banco de México (Banxico).

La recepción de remesas ha sido fundamental para las familias en comunidades rurales e indígenas, porque, aunque el gobierno mexicano ha hecho el esfuerzo de generar políticas públicas para sostener a estas comunidades no ha sido posible. Por ejemplo, los pobladores de San Juan Mixtepec dicen que nunca han tenido un programa de apoyo al campo debido a que reciben remesas o en Chicahuaxtla, las autoridades indican que ni los programas federales, ni del estado de Oaxaca, ha aterrizado para las familias. 

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Por varios años consecutivos, el estado de Oaxaca ha sido uno de los 10 que mayormente recibe remesas, por ejemplo, este 2024, la suma en el último reporte de Banxico fue de 914.500530 millones de dólares, sólo por debajo de Chiapas, Estado de México, Ciudad de México, Jalisco, Michoacán y Guanajuato.

 

Un informe de las Naciones Unidas señala que las remesas contribuyen a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030. “En las comunidades rurales, la mitad de las remesas se emplean en la agricultura; las remesas representan 60% del ingreso total de muchos hogares y normalmente son el doble de los ingresos de los que disponen las familias para sus gastos regulares, lo que les permite afrontar mejor la incertidumbre y acumular bienes, y otros”, indica el documento.

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