Los números le dan la razón. Según la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción Sobre Seguridad Pública (Envipe) 2018 del Inegi, en Oaxaca los delitos cometidos en el transporte público ocupan el primer lugar en tasa de ocurrencia, con un 25%; mientras que el transporte público es el cuarto lugar más inseguro, después de la vía pública, el banco y la carretera.
A bordo de su Volkswagen, Ana combina sus labores de oficina con la prestación del servicio de traslado, que busca que mujeres, muchas de ellas, madres solteras, lleguen a salvo a su destino. El servicio está pensado para ser exclusivamente usado por mujeres, niñas y niños.
La conductora dice que sus experiencias al volante le hicieron reflexionar que las madres solteras que requieren transporte seguro, y las mujeres que salen solas, se exponen potencialmente circunstancias de seguridad, acoso y violencia.
“Algunas mujeres me han compartido sus experiencias a bordo de taxis: son verdaderas historias de terror. Las agreden, las violentan… se las llevan… recientemente conocí el testimonio de una mujer que tuvo que saltar de un taxi en el que viajaba”, lamenta.
La idea surgió hace más o menos un año; sin embargo, fue hace cuatro meses cuando la emprendedora decidió aterrizar la idea, brindando el servicio a integrantes de sus círculos cercanos. Luego, tras asistir a talleres de autogestión, la propuesta expandió.
Los servicios que ha brindado hasta el momento han sido en su mayoría en la tarde y noche. “Yo noto que sí hay un alivio, de saber que quien conduce es mujer, y que, si no me conocen, se trata de una persona de confianza de la persona que la recomendó”, dice al reseñar la modalidad del servicio que hasta ahora se brinda sólo por recomendación directa.
Ana explica que prefiere brindar el servicio de la vochita sólo a gente que conoce o que su círculo cercano recomienda, ante la inseguridad y el recelo con el que los taxistas pelean a los clientes. Además, los servicios que se otorgan, se programan con algunos días de anterioridad.
Para costear la inversión en combustible y tiempo invertido en los traslados, la conductora de la vochita acuerda la tarifa con las pasajeras, usando como referencia el precio estándar que cobraría cualquier servicio de taxi; no obstante, la tarifa aumenta si se trata de un viaje de larga distancia o de noche.
Al respecto, abunda que en estas semanas de experiencia se ha enfrentado a algunas dificultades, pues a diferencia de los taxis, no puede hacer paradas en sitios prohibidos y tampoco puede abordar pasaje al regreso, lo que aumenta la inversión.
Ana confiesa sentirse entusiasmada con la posibilidad de ampliar la red de taxi feminista, con la adhesión de otras conductoras, tanto que lo ha compartido con otras mujeres, en su mayoría feministas, quienes, podrían sumarse si así lo deseara.
“Podría ser una gran idea generar un transporte seguro encabezado por mujeres, para hacer visible la necesidad que tenemos de sentirnos seguras en cualquier espacio.
“La intención del servicio, no es que sea masivo, sino que sea seguro. Confío en que nos cuidemos entre nosotras, se construya una red de confianza, de apoyo y seguridad, respetando el anonimato”, reitera.
Si deseas contratar a la vochita, acércate a tu feminista de confianza.