Más de 100 hombres que ejercen violencia contra las mujeres siguen proceso de reeducación en línea

Pandemia intensificó situaciones de violencia en el hogar, señala la responsable del Centro de Reeducación para Hombres que Ejercen Violencia contra las Mujeres (CRHEVM)

Foto: Tomada de Facebook
Sociedad 25/11/2020 14:32 Juan Carlos Zavala Oaxaca Actualizada 12:23

Oaxaca de Juárez.— La pandemia de Covid-19 trajo consigo, además de la emergencia sanitaria y la crisis económica, una mayor visibilidad de la violencia que se ejerce contra las mujeres en Oaxaca, y una de las estrategias para combatirla ha tenido que trasladarse completamente a lo digital: la reeducación de hombres agresores.

Lidia Marusia López Andrade, directora del Centro de Reeducación para Hombres que Ejercen Violencia contra las Mujeres (CRHEVM), relata que desde el inicio de la pandemia previeron que habría una situación emergente a partir de las restricciones y medidas sanitarias dictadas por las autoridades del sector Salud del país y del estado, sobre todo el confinamiento que obligaba a quedarse en casa. 

Fue pensando en ello que  también advertían que la violencia contra la mujer pudiera acentuarse en entornos como el hogar,  por los problemas económicos en las familias a causa de la falta de empleo y el estrés, factores  que podrían poner aún en mayor riesgo la vida de las mujeres.

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La funcionaria y especialista  aclara, sin embargo, que no es que los hombres se hayan vuelto violentos con la pandemia; sino que la violencia contra las mujeres ya estaba presente en esos entornos  y únicamente se hizo más visible y se intensificó. Fue por ello que la labor del centro de reeducación es más necesaria que nunca. 

Actualmente, el CRHEVM atiende a 167 hombres agresores que por un ordenamiento judicial están obligados a someterse a 52 sesiones de reeducación desde un enfoque de género, con el objetivo de atender, prevenir y erradicar la violencia machista

Por la pandemia, no obstante, únicamente 102 hombres están asistiendo a las sesiones, debido a que ahora se realizan a distancia y por dispositivos digitales a los cuales no todos tienen acceso, lo que  complica que el resto continúen con este proceso formativo.  

Este centro, que depende de la Secretaría de Seguridad Pública de Oaxaca (SSPO), explica López Andrade, lo primero que hizo fue crear  una línea telefónica de emergencia como una alternativa emergente, atendida por sicólogos que son facilitadores de grupo y que lo que hacen es contener alguna situación con el fin de evitar que se genere violencia extrema contra las mujeres.

De la misma forma se elaboró un cuestionario de las relaciones personales de los hombres, para conocer qué es lo que más se les dificulta en relación a sus comportamientos y conductas hacia a las mujeres y a partir de ello, generar una propuesta de intervención.

Los resultados del cuestionario revelaron que pocos hombres solicitan apoyo emocional, y que en el discurso afirman entender perfectamente cuáles son las desigualdades entre hombres y mujeres, y cómo generar una sociedad más igualitaria y sin violencia; pero en las preguntas sobre sus conductas y hechos, más de 72% de los hombres aceptó que había ejercido, al menos en una ocasión, violencia a lo largo de la relación con  su pareja, es decir, siete de cada 10. 

De acuerdo con las cifras del  centro de reeducación,  los rangos de edad de los hombres agresores  que atienden y  tienen una orden judicial revela que son personas jóvenes de 28 a 37 años y la mayoría trabaja en la industria de la construcción, en el servicio del transporte o están desempleados.

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“Actualmente tenemos un índice de desempleo muy importante en los usuarios hombres”, dice Lidia López.

Pese a ello, la funcionaria es cuidadosa y  puntualiza que no hay un perfil de un hombre agresor. 

“Un hombre que ejerce violencia puede ser cualquiera. Esto es lo que nos marca la estadística como centro, pero esto no quiere decir que sea privativo de estas personas”, indica la directora del CRHEVM, quien  insiste  que la pandemia del Covid-19 sólo  hizo más visible una problemática que siempre ha estado ahí, pero que de no ser atendida podría desbordarse. 

“Ahora tenemos oportunidad de escuchar a nuestros vecinos, vecinas, hemos tenido la oportunidad de entrar en las casas y visibilizar situaciones que antes no veíamos. Lo que sucede es que en estas condiciones y contexto de estar resguardados en casa, de no salir y todo lo que derivó la pandemia, aumenta el riesgo de los ejercicios de violencia y también incrementa la forma de agresión”, indica. 

López Andrade agrega que en los hogares ya había violencia verbal y empezaba a manifestarse de manera física; pero fue esto último lo que se acrecentó e hizo la violencia contra las mujeres más visible.

La violencia contra las mujeres, dice, la viven todos los días la mayoría del sector y por eso simplemente se normalizaba; con la pandemia esa violencia se hace más visible, aumenta, y por eso deja de normalizarse porque ya está más visto y es posible “ver la punta del iceberg”.

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