Más Información
Lidia Marusia López Andrade, directora del Centro de Reeducación para Hombres que Ejercen Violencia contra las Mujeres (CRHEVM), relata que desde el inicio de la pandemia previeron que habría una situación emergente a partir de las restricciones y medidas sanitarias dictadas por las autoridades del sector Salud del país y del estado, sobre todo el confinamiento que obligaba a quedarse en casa.
La funcionaria y especialista aclara, sin embargo, que no es que los hombres se hayan vuelto violentos con la pandemia; sino que la violencia contra las mujeres ya estaba presente en esos entornos y únicamente se hizo más visible y se intensificó. Fue por ello que la labor del centro de reeducación es más necesaria que nunca.
Por la pandemia, no obstante, únicamente 102 hombres están asistiendo a las sesiones, debido a que ahora se realizan a distancia y por dispositivos digitales a los cuales no todos tienen acceso, lo que complica que el resto continúen con este proceso formativo.
Este centro, que depende de la Secretaría de Seguridad Pública de Oaxaca (SSPO), explica López Andrade, lo primero que hizo fue crear una línea telefónica de emergencia como una alternativa emergente, atendida por sicólogos que son facilitadores de grupo y que lo que hacen es contener alguna situación con el fin de evitar que se genere violencia extrema contra las mujeres.
De la misma forma se elaboró un cuestionario de las relaciones personales de los hombres, para conocer qué es lo que más se les dificulta en relación a sus comportamientos y conductas hacia a las mujeres y a partir de ello, generar una propuesta de intervención.
Los resultados del cuestionario revelaron que pocos hombres solicitan apoyo emocional, y que en el discurso afirman entender perfectamente cuáles son las desigualdades entre hombres y mujeres, y cómo generar una sociedad más igualitaria y sin violencia; pero en las preguntas sobre sus conductas y hechos, más de 72% de los hombres aceptó que había ejercido, al menos en una ocasión, violencia a lo largo de la relación con su pareja, es decir, siete de cada 10.
De acuerdo con las cifras del centro de reeducación, los rangos de edad de los hombres agresores que atienden y tienen una orden judicial revela que son personas jóvenes de 28 a 37 años y la mayoría trabaja en la industria de la construcción, en el servicio del transporte o están desempleados.
“Actualmente tenemos un índice de desempleo muy importante en los usuarios hombres”, dice Lidia López.
Pese a ello, la funcionaria es cuidadosa y puntualiza que no hay un perfil de un hombre agresor.
“Ahora tenemos oportunidad de escuchar a nuestros vecinos, vecinas, hemos tenido la oportunidad de entrar en las casas y visibilizar situaciones que antes no veíamos. Lo que sucede es que en estas condiciones y contexto de estar resguardados en casa, de no salir y todo lo que derivó la pandemia, aumenta el riesgo de los ejercicios de violencia y también incrementa la forma de agresión”, indica.
La violencia contra las mujeres, dice, la viven todos los días la mayoría del sector y por eso simplemente se normalizaba; con la pandemia esa violencia se hace más visible, aumenta, y por eso deja de normalizarse porque ya está más visto y es posible “ver la punta del iceberg”.