'Makers' oaxaqueños unen a familias y empresarios locales para crear caretas contra Covid-19

Los directores del CIO y de la escuela de alto rendimiento Robobrick unieron equipo 3D y conocimientos para producir caretas para los trabajadores de la salud en la entidad

'Makers' oaxaqueños unen a familias y empresarios locales para crear caretas contra Covid-19
Foto: Edwin Hernández
Sociedad 26/04/2020 16:30 Juan Carlos Zavala Oaxaca Actualizada 16:30

El esfuerzo  de Coronavirus makers Oaxaca no es el único que ha surgido como iniciativa social para apoyar a personal médico y de enfermería en estos tiempos de la epidemia por Covid-19.  Los directores del Centro de Imaginación Oaxaca (CIO) y de la escuela de alto rendimiento Robobrick también unieron equipo 3D y conocimientos para producir caretas para los trabajadores de la salud en la entidad.

En conjunto, también construyen cajas de incubación o Aerosol Box, resucitadores automáticos y cápsulas para traslado de pacientes, que se entregarán a hospitales  prioritarios para atender la emergencia sanitaria.

Antes de la pandemia, Robobrick ya formaba parte de la Red de Makers de México, con la cual comparten su filosofía de promover  la  enseñanza de la robótica: “Fue entonces que decidimos sacar una convocatoria para ofrecer las caretas de protección.  Nos habíamos propuesto producir 100”, relata Emilio Hernández, director del Centro de Imaginación.

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Foto: Edwin Hernández

La respuesta a su convocatoria sobrepasó su meta inicial. Hoy trabajan para producir 6  mil caretas, así como 10 resucitadores automáticos, 50 cajas de incubación y cápsulas para el  traslado de pacientes contagiados.

Además, tienen solicitudes de donación de otras mil 500 caretas  que desconocen cómo  producirán, porque carecen del material e insumos.

Su convocatoria, además de las solicitudes de donación,  generó  respuesta comunitaria: otros jóvenes sumaron sus equipos   y ya son más de 25 impresoras las que laboran en la producción de las caretas,  50 familias oaxaqueñas participan  apoyando en el armado y cosido de las caretas, mientras que  empresarios  han aportado los recursos.

“Llegaron muchas solicitudes, entre amigos  y empresas que realizaron donativos. Se hizo un boom de solidaridad”, manifiesta el director del CIO.

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Foto: Edwin Hernández

En total, son 15 los jóvenes  que trabajan en el proyecto,  quienes, incluso, se aislaron de sus familias para evitar cualquier riesgo de contagio y que reciben asesoría de biomédicos que validan la calidad de las caretas de protección, las cajas de incubación, resucitadores automáticos y cápsulas para el traslado de pacientes.

“Lo más importante en el diseño es la validación. Estamos usando materiales que realmente sirvan y sean útiles. Por ejemplo, no usamos el acetato para las caretas porque este material genera estática y atrae partículas y sale contraproducente. Lo que usamos es lámina PETG, que es la que se utiliza para equipo médico”, explica.

Pese a los 10 días que han trabajado en este proyecto, su procedimiento es minucioso para garantizar que cada persona asignada para enfrentar la contingencia reciba la careta  sin ningún intermediario, incluido   gobierno o  funcionarios.

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Foto: Edwin Hernández

Lo primero que hicieron fue un censo del personal de salud. Clasificaron  hospitales y unidades médicas por grado de prioridad. Al principio están las  tres Unidades de Inteligencia Epidemiológica (UIES), para los cuales se elaboraron 42 caretas.

Después, siguen los seis “hospitales Covid”, destinados para la atención de pacientes contagiados de coronavirus, para los que se produjeron mil 100 caretas de protección. Y posteriormente están mil 200 centros de salud de la región Valles Centrales, para los que se requieren 2  mil 400 caretas.

El censo les arrojó la necesidad de producir tres mil 500 caretas de protección; por otras otras solicitudes, producen dos mil 500 más y están pendientes mil 500 adicionales.

Roberto López, director de Robobrick, dice que es difícil establecer el costo de producción de cada uno de los equipos de protección que han elaborado, porque el precio de los materiales es variable. No obstante, para la elaboración de las seis mil caretas, las cajas de incubación, las cápsulas y los resucitadores artificiales se utilizaron 130 mil pesos que recibieron en donativos.  

“Tenemos capacidad de producción de 800 caretas al día, pero lo que les falta son recursos, todo se ha movido por medio de donaciones. Somos personas apoyando a personas. Es decirle a médicos, enfermeras y enfermeros que no están solos”, concluye Roberto López, director de Robobrick.

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Foto: Edwin Hernández

 

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