Foto: Juana García
En Coicoyán, municipio ubicado en límites con Guerrero, la celebración inició alrededor de las 8:00 de la noche, al concluir la Misa de las 7 Palabras. Antes, las personas comenzaron a prender sus veladoras.
Luego de la procesión, todas las personas se limpiaron con una veladora y flores, que después colocaron a los pies y sobre el ataúd de la imagen, mientras sonaba la música fúnebre interpretada por la banda de viento y los mayordomos repartían tamales con atole de panela a cada asistente.
Cuando la imagen del Santo Entierro volvió a la parroquia, permaneció ahí durante toda la noche y al día siguiente, durante ese espacio de tiempo, las personas acudieron a venerarlo; para muchas familias, el Santo es milagroso y bondadoso.
“Es una tradición que nos dejaron nuestros abuelos y tenemos que seguirla. Recuerdo que desde que estaba muy chico, cada año se hacía esta fiesta y todas las comunidades bajaban a para convivir un rato”, narra Natalio Verbo Chávez, mayordomo del Santo Entierro.
Leonel dice que la celebración al Santo Entierro es una fiesta que viene de hace muchos años: “Pues estamos acá por la fe al Santo, cada año lo celebramos”, dice.
Para llevar a cabo esta celebración, participan 19 familias, entre diputados y el mayordomo, quienes se encargan de la fiesta desde el Domingo de Ramos hasta la resurrección de Jesús.
En la celebración de este año, los encargados de la fiesta mataron a dos reses para ofrecerles comida a quienes participaron y ayudaron durante la semana de cuaresma. Sin embargo, este viernes santo, ofrecieron las tradicionales tortas de camarón con mole arroz y frijoles, por tradición.
Entre las comunidades que acuden a celebrar las fiestas de cuaresma se encuentran: Buena Vista, Tilapa, San Miguel, Trinidad, San Juan Piñas, Lázaro Cárdenas, Coyul, El Jicaral, Petlacala, Zochiquilazala, entre otras comunidades.
Foto: Juana García