Oaxaca de Juárez.- “Perdóname, mamá,  por haber nacido así, por haberte decepcionado y causado este dolor”, escribió Acxel en la carta que dirigió a su madre en 2016, cuando le  confesó que es gay.

Acxel Jiménez García nació en San Pedro Jaltepetongo, en la región  Cañada, hace 23 años. Hijo de padres campesinos y artesanos que  tejen  la palma en una comunidad originaria donde se habla el tu’un savi o mixteco,  dedicada a la agricultura y la ganadería, siempre estuvo orgulloso de su cultura; sin embargo, admite que creció  con temor  a ser discriminado.

De acuerdo con la Encuesta Nacional de Discriminación (Enadis) del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) y el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación  (Conapred), Oaxaca es uno de los estados donde hay más prevalencia de discriminación, en especial por la orientación sexual. La entidad tiene apenas 42% de aceptación hacia la homosexualidad, según las autoridades.

A los 15 años, Acxel abandonó Jaltepetongo para mudarse a la ciudad de Oaxaca y estudiar la preparatoria. Fue entonces, en 2003, cuando comenzó a cuestionarse lo que hasta entonces no quería aceptar.

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“Fue un golpe muy duro, pensé que estaba mal, que estaba dañado y no me aceptaba. Vengo de un lugar con una ideología machista y una mentalidad cerrada, pero cuando llegué a la capital  me di cuenta de cómo realmente era”, reflexiona.

Pero ni al salir de la comunidad pudo evitar la discriminación, pues en  la preparatoria una de sus profesoras lo “sacó del clóset”, lo expuso frente a  padres  de familia y pidió que lo expulsaran  por su orientación sexual.

En respuesta, Acxel y varios de sus compañeros organizaron un mitin,  tras el cual la docente tuvo que pedirle disculpas. A partir del caso, los programas académicos de la escuela implementaron pláticas de educación y orientación sexual.

Al igual que lo que vivió Acxel, la Enadis indica que en Oaxaca nueve de cada 10 personas dijeron que no se respetan sus derechos como homosexuales  y las cifras de la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca (DDHPO) así lo confirman, pues entre 2015 y 2021 inició 32 expedientes por discriminación a integrantes de la comunidad LGBTTTIQ+, 21 de ellos de 2019 a la fecha. 

Recientemente, Acxel denunció a través de EL UNIVERSAL el despido injustificado que padeció en la farmacia en la que trabajaba, en donde era  violentado por la propietaria. Por el caso, hay un expediente por discriminación, despido injustificado y violencia laboral ante la Junta Local de Conciliación y Arbitraje (JLCyA); además, el Conapred brindó asesoría.

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De acuerdo  con la Encuesta Nacional sobre Homofobia y el Mundo Laboral en México, 35% de las personas gays, lesbianas, bisexuales y transgénero han sido víctimas de algún tipo de discriminación en su lugar de trabajo, según informó la organización Espolea A.C.

¿Quién discrimina? 

Han pasado ocho años y Acxel  aún se dice lastimado. Antes, recuerda, no pensaba decirle a su familia, pues en su comunidad no es posible hablar de homosexualidad ni  tampoco de  educación sexual.

Según la Dirección General de Población en Oaxaca (Digepo), en el estado  las personas LGBTTTIQ+ son discriminadas en “la vida pública, al interior de las familias, en la escuela, la iglesia, en el trabajo. Muchos miembros de la comunidad sufren maltrato, desprecio y otros ocultan su orientación sexual de manera parcial o total”.

 Acxel, por ejemplo,  aún tiene reservas para compartir con el resto de su familia su vida personal. Fue por ello que para su  sorpresa la reacción de su madre fue de alivio, pues pudo plantear y resolver sus  dudas. 

“Yo le dije: Esto es normal, hay que aprender, informarnos y conocer, pues muchas veces la desinformación sobre la orientación sexual  es la que causa la discriminación”, sostiene.

El padre de Acxel se enteró a través de las redes   de la orientación sexual de su hijo; aunque lo cuestionó, poco a poco lo ha aceptado.

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Pero la situación es distinta en su comunidad. Desde hace dos años, Acxel no la visita,  pues continuamente es señalado por los pobladores  debido a su orientación sexual. Ser gay e indígena, resalta, lo mantiene encerrado en su casa, pues teme ser discriminado.

Según la Defensoría, su temor no es infundado, pues en 2015 y 2019 el 90% de las quejas interpuestas por discriminación  fueron contra autoridades municipales; en lo que va de 2021, concentran el 40%. 

La Enadis señala que en las comunidades indígenas la aceptación de la homosexualidad es baja y que  a menor escolaridad, aumenta la intolerancia. Seis de cada 10  personas sin escolaridad no estarían dispuestas a  vivir con personas con preferencia sexual diversa.

La encuesta detalla que para una de cada dos personas lesbianas, homosexuales y bisexuales el principal problema es la discriminación; en segundo  está la falta de aceptación;  en tercero,  críticas y  burlas,  y, por último, la falta de respeto.

En marzo pasado, la madre de Acxel lo felicitó por su cumpleaños y le hizo saber que lo aceptaba. Desde entonces,  asegura que es feliz y que se acepta a sí mismo. “Poco a poco ha ido creciendo la aceptación a la comunidad LGBT, que históricamente ha estado marginada y señalada”, apunta.

“Me di cuenta de que dos personas atrás de mí,  y yo enfrente, podemos lograr grandes cambios para representar a nuestra comunidad”, finaliza.

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