Se levantan casas de adobe en el Istmo con ayuda internacional

Inician ONG’s reconstrucción de 4 viviendas, la meta serán 20 en el Istmo; cada beneficiario pone las pautas para el diseño propio de su vivienda

Foto: Roselia Chaca / EL UNIVERSAL
Especiales 29/01/2019 12:47 Roselia Chaca Juchitán de Zaragoza, Oaxaca Actualizada 12:47

Rosa Magariño camina apoyada con una andadera a sus 90 años, pero antes del 7 de septiembre de 2017 no tenía ningún problema para desplazarse  y hasta ir a las fiestas del pueblo. Los escombros de su casa que la sepultaron la noche del terremoto lastimaron su cadera, aunque sobrevivió, su movilidad es limitada y supervisada por sus familiares.

No poder ir a las fiestas a bailar es el lamento de  Rosa, aunque la reconstrucción de su hogar le da ánimos y se emociona en pensar que no morirá sin volver a verla de pie, pues gracias al Comité Melendre comenzaron los trabajos el 7 de enero, gracias a los apoyos del Fondo Mixto de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Amexcid) y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).

“Me ponía triste ver mi casa destruida y que se tardaba mucho en construir, hasta pensé que iba a morir y no la volvería a ver, pero no, dicen que en dos meses está otra vez”, comenta emocionada, en el patio de su casa en la Segunda Sección de Juchitán.

La casa de Rosa Magariño es el prototipo número 1 del Programa Comunitario de Vivienda Guendalisaa o vivienda comunitaria que desde el año pasado empezó a gestar el Comité Melendre después de ver que a muchas familias les proporcionaron recursos económicos o en especie limitados.

Además, debido a la escasez de mano de obra y de materiales, se vieron en la necesidad  de elaborar sus propios tabicones  y reconstruir sin las normas mínimas que deberían tomarse en cuenta.

Por ello, los damnificados procuraron “hacer rendir” el volumen de tabicones, debilitando su resistencia y convirtiéndolos en un material de construcción vulnerable que no garantizaba la solidez de la edificación, sino que la ponía otra vez en riesgo.

Por tanto, el Comité Melendre se dio a la tarea de idear una manera adecuada y funcional  para la  reconstrucción, de acuerdo a sus principios, valores y necesidades, porque no sólo se trata  de levantar, sino de contar con espacios frescos, grandes, dignos y con posibilidad de ser ampliados por sus moradores en el futuro. Así nace la vivienda comunitaria.

Esta primera fase, informó Gubidxa Guerrero, coordinador del comité, se construirán cuatro viviendas  con un costo de 250 mil pesos; los damnificados ponen los 120 mil pesos del Fonden  que les dio el gobierno federal. Estas cuatro viviendas tradicionales de adobe reciben el apoyo del fondo mixto.

Serán únicas

Las viviendas tendrán el doble de superficie que cualquier otro proyecto reconstructivo en la región, promediando 80 metros cuadrados, en lugar de  40 que ofrecen las empresas foráneas, tomando en cuenta las tradiciones y la forma de vida locales,  incluyendo la salvaguarda de las edificaciones y la revaloración del patrimonio edificado.

Cada casa contará con diseño único, proyectado por un equipo interdisciplinario que incluye arquitectos del Instituto Tecnológico del Istmo (ITI), ingenieros, antropólogos y   los mismos damnificados, quienes darán la pauta de acuerdo a sus necesidades.

Los materiales que se utilizarán son, en su mayoría, amigables con el medio ambiente, además de formar parte de la tradición local y regional.

Con el uso de materiales alternativos no sólo se evitan las atmósferas contaminantes provocadas durante la producción o empleo excesivos de cemento, sino que se ahorran recursos energéticos al evitarse el uso de equipos de aire acondicionado tan demandados por las altas temperaturas de la zona. El adobe, por ejemplo,  es aislante térmico,  resistente y durable.

Los albañiles y demás trabajadores de la construcción que laboran  en el proyecto, además de contar con experiencia o ser depositarios de estos materiales durante muchos años, tendrán el acompañamiento de profesionales del  ITI para armonizar los conocimientos tradicionales con los avances en las investigaciones en la materia.

Después de esta etapa se tiene planeado continuar con 20 casas más en Juchitán, Ixtaltepec, Unión Hidalgo

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