Juchitán. – “¿Qué tiene de servicio?, ¿cuánto vale?”, son de las preguntas más usuales que hacen los jefes y jefas de familia de Venezuela, cuando acuden a comprar los alimentos antes o después de ingresar al campo de futbol 21 de marzo de San Pedro Tapanatepec, en la región Istmo de Oaxaca.

Lo más común que encuentran para desayunar, comer o cenar, es un pequeño platillo de pollo, ya sea con espagueti blanco o con rodajas de papas y cebollas. Una orden cuesta 50 pesos mexicanos, un precio accesible en relación con los precios de la región istmeña.

“Venimos desgastados, sobre todo de dinero, y el camino es largo para nuestro destino final que es Estados Unidos, pero no perdemos la esperanza”, comenta doña Isabel, quien acaba de comprar unos pequeños tamales por los que pagó 20 pesos cada uno.

 

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Las llegadas masivas de migrantes, en grupos de 500 personas desde el pasado jueves empiezan a generar tensiones entre la población

 

Desde el pasado viernes cinco de este mes, una semana después que se habilitó el campo de futbol 21 de marzo como albergue temporal para recibir a miles de migrantes varados en el municipio chiapaneco de Huixtla, cada día llegan unos 500 extranjeros de 12 países.

Huixtla está a unos 250 kilómetros al poniente de San Pedro Tapanatepec, donde por temor a ser detenidos y deportados por las autoridades migratorias o por miedo a ser víctimas del crimen organizado, los migrantes no querían avanzar ese tramo carretero.

Sin embargo, el éxodo masivo comenzó el viernes cinco de este mes, luego de que se enteraron que el comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM), Francisco Garduño Yáñez, entregó personalmente en Tapanatepec permisos de libre tránsito por 30 días en México.

 

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El organismo llamó a fortalecer las políticas públicas con perspectiva de derechos humanos para atender a las y los migrantes que transitan por el país
 

Desde entonces, cada día llegan unos 500 migrantes, entre venezolanos, cubanos, nicaragüenses, colombianos, afganos y los del triángulo Norte de Centroamérica, que duermen y consumen sus alimentos con sus propios recursos.

Adentro, dice el jefe de una familia cubana, reacio a dar explicaciones, no hay camas para dormir. Se refiere a que en el albergue del campo de futbol, donde hay tres lonas de 250 metros cuadrados cada uno, no hay colchonetas ni camastros. Solo el duro piso de tierra.

El estadio fue habilitado con tres carpas de 250 metros cuadrados cada una, 30 baños y 10 lavaderos, pero ninguna cama. Las autoridades tampoco proporcionan ningún tipo de alimento.

 

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Para un municipio con cuatro pequeños hoteles e igual número de restaurantes, más loncherías, que tiene el más alto movimiento económico durante los primeros cinco meses de cada año con el corte, cosecha y exportación de mangos, 500 migrantes diarios rebasan su capacidad de oferta.

El presidente municipal de San Pedro Tapanatepec, Humberto Parrazales (Morena), considera que hasta ahora el esfuerzo de su gobierno ha logrado evitar que sea rebasado. No hay reportes de riñas y tampoco de hechos delictivos como robos o asaltos.

Sin embargo, añadió, nunca sobrará el apoyo que envíen los gobiernos a través de la Guardia Nacional y la Secretaría de Seguridad Pública de Oaxaca (SSPO), “porque este tema migratorio continuará”.

 

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El temor creció más entre los miles de venezolanos a raíz de que hace unos días el gobierno mexicano deportó a 126 ciudadanos de ese país, desde Tapachula
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