Niños triquis descalzos de Oaxaca: el básquetbol como opción para huir de la violencia y la migración

La “nueva generación de basquetbolistas descalzos de la montaña” buscan espacios en el deporte regional, como una opción ante la necesidad de dejar sus hogares por falta de recursos y el desplazamiento forzado

Niños triquis descalzos de Oaxaca: el básquetbol como opción para huir de la violencia y la migración
Foto: Juana García
Más de Oaxaca 31/07/2024 15:04 Juana García Actualizada 15:04

Putla Villa de Guerrero. – La primera vez que el pequeño basquetbolista Meyer Mundo Cruz y sus compañeros conocieron el mar fue mientras asistían a un torneo en Acapulco, Guerrero. A todos les gustó ese encuentro, cuentan mientras entrenan en la cancha de la comunidad triqui de San Miguel Copala, ubicada en el municipio de Putla de Guerrero, en la Sierra Sur de Oaxaca.

Todos de complexión delgada, sonrientes, de ojos brillantes y con los pies descalzos, corren detrás de la pelota después de clases, durante las tardes de lunes a viernes y en los fines de semana. Cuando sus manos toman el balón, corren tan rápido que sus pies descalzos toman la fuerza de los venados que habitan en sus bosques.

Así es como entrenan los infantes de San Miguel Copala, una de las primeras comunidades de Oaxaca que vivió un conflicto interno por el cual fueron desplazadas una decena de familias hace una década. Y que ahora ha apostado por la educación y el deporte en desde edades tempranas.

Meyer lleva entrenando basquetbol desde hace cuatro años y forma parte de lo que se ha denominado como la “nueva generación de niños triquis descalzos de la montaña”. Tiene 12, cursa la telesecundaria y agrega que de grande quiere ser maestro como su padre, dice antes de entrar a un partido de exhibición.

También cuenta que lo que más le gusta de los juegos son las “coladas”, que, explica, “es cuando vas con el balón botando y lo agarras con las dos manos, fijas un pie, luego el otro y luego lo tiras a otro compañero o a la canasta”.

Como Meyer, en los últimos tres años, se han sumado infantes de distintas comunidades de la Sierra Sur y de la Mixteca de Oaxaca a la nueva generación de basquetbolistas descalzos, quienes buscan un espacio en el deporte, para hacerle frente a la violencia y a la migración que atraviesan las comunidades triquis.

b357ca48-e31d-4ee2-9a99-09d12be896af.jpegFoto: Juana García

Y aunque San Miguel Copala es uno de los pocos municipios triquis con acceso a la educación y servicios de primera necesidad, la violencia ha sido parte de la comunidad desde hace dos décadas.

Apenas el pasado mes de junio fue asesinado Filiberto S.C., de 45 años en las inmediaciones de San Miguel. Y a principios de enero de este año, en la cabecera municipal de Putla de Guerrero, fue acribillado el Gaspar Domínguez Santos de apenas 20 años de edad originario de esta comunidad, sin que hasta el momento se esclarezca su homicidio, Ambos crímenes se siguen vinculando a la confrontación que existe entre organizaciones que controlan la región triqui.

Estos nombres se suman a otras pérdidas, como el homicidio de Félix Crescenciano Cruz Ruiz, director del plantel 083 del Instituto de Estudios de Bachillerato del Estado de Oaxaca (IEBO) quien fue asesinado en mayo del 2019. Un año antes, en 2018, también mataron al profesor Miguel Santos, exagente municipal de San Miguel. Y a finales del 2020, Justo Santos Quiroz, un joven de 27 años de edad y originario de San Miguel Copala, fue atacado a balazos por dos hombres mientras caminaba en el centro de Putla de Guerrero.

Estas son sólo algunas de las pérdidas que ha tenido esta comunidad triqui, sin que la justicia llegue nunca. Además, se suma una decena de familias desplazadas a otros municipios por conflictos internos.

En este contexto, Enrique Velasco, agente municipal actual de San Miguel Copala, dice que el deporte se ha vuelto fundamental para los niños y las familias, desde hace casi cuatro años. 

“Este proyecto sobre el deporte ha podido sobrevivir gracias a la disposición de algunos docentes y padres de familia que motivan a los pequeños a practicar estas actividades recreativas. Como autoridades preferimos que los niños tengan en qué ocuparse, también para ir conociendo otros espacios y otros jugadores”, señala.

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El agente municipal reconoce que en esta comunidad, y en otras de la nación triqui, existe un alto índice de expulsión de migrantes a Estados Unidos, lo que conlleva el rompimiento de las familias, y entonces se presentan situaciones de adicciones y violencia. En este sentido manifiesta que “aunque hay profesionistas o campesinos, también muchas personas emigran a Estados Unidos, por falta de trabajo bien remunerado, pues la mayoría de las personas se dedican a la siembra de platanares, cafetales, el cultivo de piñas y a la milpa”.

Por ejemplo, el padre de Abisai migró a Estados Unidos desde hace unos años, el pequeño se quedó con su madre y hermanos, trabajan en el campo cuando los contratan otras personas. “Nos llaman y nosotros vamos a trabajar”, narra.

Abisai es conocido como “el Curry”, tiene 13 años, su posición en la cancha es lateral y es uno de los mejores y más veloces jugadores de la “nueva generación de niños triquis descalzos de la montaña”.

De grande le gustaría ser policía para cuidar a su familia y comunidad, cuenta mientras conversa que le gusta mucho jugar básquetbol porque le permite salir y conocer otros territorios. También coincide con sus compañeros que conocer la playa es lo que más les ha gustado de todo este viaje.

De hecho, el básquetbol ha permitido que no sólo las infancias de San Miguel Copala, sino de otras comunidades triquis como Rastrojo, Río Venado, Río Metate y otras, tengan más posibilidades de vida lejos de la violencia. Al mismo tiempo, el básquetbol es el único deporte que mayormente se practica en las comunidades triquis.

Pese a que niños como Damián, que le ayuda a su madre en el comercio, siempre destinan un espacio para entrenar y estar entre los mejores jugadores, reconocen que la situación de su familia en ocasiones obstaculiza su desarrollo en el deporte. “A veces falto y a veces vengo a entrenar, porque también le ayudo a mi mamá a vender frutas y verduras”, narra.

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Damián tiene 10 años y su posición en la cancha es la del centro. Es uno de los canasteros estrella de la "nueva generación de niños triquis descalzos de la montaña", que está conformada  por 16 estudiantes que integran el equipo de básquetbol en San Miguel y que recién está tomando impulso.

Apenas hace unos seis meses fue que el profesor Raymundo retomó el trabajo de entrenador con los pequeños, debido a que el anterior tuvo que emigrar durante unos meses. “En su ausencia estamos dándole seguimiento para no abandonar a los niños en sus entrenamientos.

Aunque los pequeños han asistido a torneos en la Ciudad de México, Veracruz, Acapulco y Oaxaca, buscan espacios para demostrar sus habilidades en el deporte. 

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El equipo de San Miguel Copala, descalzos como se caracterizan, busca mostrar ser los mejores.  “Es muy importante el deporte para mantener sanos a los niños, pero también alejados de las adicciones y otras situaciones”, concluye el entrenador Raymundo.

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