Todos de complexión delgada, sonrientes, de ojos brillantes y con los pies descalzos, corren detrás de la pelota después de clases, durante las tardes de lunes a viernes y en los fines de semana. Cuando sus manos toman el balón, corren tan rápido que sus pies descalzos toman la fuerza de los venados que habitan en sus bosques.
Así es como entrenan los infantes de San Miguel Copala, una de las primeras comunidades de Oaxaca que vivió un conflicto interno por el cual fueron desplazadas una decena de familias hace una década. Y que ahora ha apostado por la educación y el deporte en desde edades tempranas.
También cuenta que lo que más le gusta de los juegos son las “coladas”, que, explica, “es cuando vas con el balón botando y lo agarras con las dos manos, fijas un pie, luego el otro y luego lo tiras a otro compañero o a la canasta”.

Y aunque San Miguel Copala es uno de los pocos municipios triquis con acceso a la educación y servicios de primera necesidad, la violencia ha sido parte de la comunidad desde hace dos décadas.
Apenas el pasado mes de junio fue asesinado Filiberto S.C., de 45 años en las inmediaciones de San Miguel. Y a principios de enero de este año, en la cabecera municipal de Putla de Guerrero, fue acribillado el Gaspar Domínguez Santos de apenas 20 años de edad originario de esta comunidad, sin que hasta el momento se esclarezca su homicidio, Ambos crímenes se siguen vinculando a la confrontación que existe entre organizaciones que controlan la región triqui.
Estas son sólo algunas de las pérdidas que ha tenido esta comunidad triqui, sin que la justicia llegue nunca. Además, se suma una decena de familias desplazadas a otros municipios por conflictos internos.
“Este proyecto sobre el deporte ha podido sobrevivir gracias a la disposición de algunos docentes y padres de familia que motivan a los pequeños a practicar estas actividades recreativas. Como autoridades preferimos que los niños tengan en qué ocuparse, también para ir conociendo otros espacios y otros jugadores”, señala.

Por ejemplo, el padre de Abisai migró a Estados Unidos desde hace unos años, el pequeño se quedó con su madre y hermanos, trabajan en el campo cuando los contratan otras personas. “Nos llaman y nosotros vamos a trabajar”, narra.
Abisai es conocido como “el Curry”, tiene 13 años, su posición en la cancha es lateral y es uno de los mejores y más veloces jugadores de la “nueva generación de niños triquis descalzos de la montaña”.
De grande le gustaría ser policía para cuidar a su familia y comunidad, cuenta mientras conversa que le gusta mucho jugar básquetbol porque le permite salir y conocer otros territorios. También coincide con sus compañeros que conocer la playa es lo que más les ha gustado de todo este viaje.
De hecho, el básquetbol ha permitido que no sólo las infancias de San Miguel Copala, sino de otras comunidades triquis como Rastrojo, Río Venado, Río Metate y otras, tengan más posibilidades de vida lejos de la violencia. Al mismo tiempo, el básquetbol es el único deporte que mayormente se practica en las comunidades triquis.
Pese a que niños como Damián, que le ayuda a su madre en el comercio, siempre destinan un espacio para entrenar y estar entre los mejores jugadores, reconocen que la situación de su familia en ocasiones obstaculiza su desarrollo en el deporte. “A veces falto y a veces vengo a entrenar, porque también le ayudo a mi mamá a vender frutas y verduras”, narra.

Damián tiene 10 años y su posición en la cancha es la del centro. Es uno de los canasteros estrella de la "nueva generación de niños triquis descalzos de la montaña", que está conformada por 16 estudiantes que integran el equipo de básquetbol en San Miguel y que recién está tomando impulso.
Apenas hace unos seis meses fue que el profesor Raymundo retomó el trabajo de entrenador con los pequeños, debido a que el anterior tuvo que emigrar durante unos meses. “En su ausencia estamos dándole seguimiento para no abandonar a los niños en sus entrenamientos.
Aunque los pequeños han asistido a torneos en la Ciudad de México, Veracruz, Acapulco y Oaxaca, buscan espacios para demostrar sus habilidades en el deporte.
El equipo de San Miguel Copala, descalzos como se caracterizan, busca mostrar ser los mejores. “Es muy importante el deporte para mantener sanos a los niños, pero también alejados de las adicciones y otras situaciones”, concluye el entrenador Raymundo.
