“Dicen que nos van a reubicar, eso dijeron los abogados de la empresa ferrocarrilera. Hace dos meses vinieron unos representantes del tren y en una reunión nos dijeron que no podemos seguir aquí, que nos van a reubicar, pero no han dicho cómo ni cuándo. ¡No hay nada oficial! Pero nosotros queremos que el gobierno nos deje vivir acá”, comenta Zaira López Antonio, quien lleva 32 años viviendo junto a estas vías con sus hijos y sus nietos.
“Somos 10 en la familia y tenemos miedo que nos saquen y no nos cumplan la reubicación”, agrega.
Foto: Edwin Hernández
Zaira tiene su vivienda sobre el lado poniente de las vías que corren de norte a sur hacia el puerto de Salina Cruz. En junio, recuerda, vinieron unos trabajadores con grandes máquinas a cambiar durmientes y rieles y extender el balastro o piedra de tren, como se le conoce. También abrieron zanjas en ambos extremos de las vías y ya no las rellenaron. Ahora, los vecinos no pueden entrar hasta sus viviendas en ningún tipo de transporte.
De acuerdo con la información de la empresa Ferrocarril del Istmo de Tehuantepec (FIT), los trabajos de modernización de las vías ferroviarias en el tramo El Jordán a Salina Cruz, donde se localiza la colonia Noria, que pertenece al municipio de Santo Domingo Tehuantepec, fue ganado por la empresa Construcciones y maquinaria SEF por un monto de 250 millones de pesos, y es a dicha compañía a la que responsabilizan de destruir los caminos laterales a las vías del tren.
“Si como dicen que nosotros estamos invadiendo su derecho de vía, eso no les da ningún derecho a destruir los accesos a nuestras viviendas. Varios dueños de automóviles ya se accidentaron en esas zanjas, otros colocaron un poco de tierra para rellenarlas, pero no se vale que desde ahora muestren ese desdén hacia nosotros”, dice Isidora Vega García, otra de las vecinas que consideran como hostigamiento los actos de la empresa y del FIT, responsables de la obra.
Foto: Edwin Hernández
“En ese claro, ahí estaba una canchita de voleibol, de básquetbol, de futbol rápido y que servía para ejercicios de zumba, llegaron los trabajadores y destruyeron todo. Sólo nos dijeron que en dos meses volverían a reconstruirla. Esa obra nos costó a los vecinos que compramos cemento, arena y los accesorios. Han pasado cinco meses y nadie viene a reconstruirla, y por eso ahora los niños juegan entre las vías”, dice Isidora.
“Allá por el 2000, el tren ya no corría, por eso muchos construimos aquí, nos decían que el tren ya no iba a correr nunca más y ahora nos quieren desalojar”, denuncia.
Según Isidora, son poco más de 200 los vecinos que viven en La Brecha, Pearson y Flor de Azalea, y todos viven con la zozobra sobre qué pasará.
“Dicen que nos van a reubicar, pero nadie ha dicho cuándo y cómo. Vamos a esperar a las autoridades. Lamentablemente la presidenta municipal, Vilma Martínez [Morena], no ha querido intervenir”, dicen los vecinos. EL UNIVERSAL buscó a la edil, pero no se obtuvo respuesta.
Foto: Edwin Hernández
En ese cruce del acceso a la colonia Noria las luces de un negocio de abarrotes y frutas ilumina tenuemente el símbolo ferrocarrilero de Cuidado con el Tren. Enfrente hay una nevería, al lado una estética, y sobre las vías recién cambiadas cruzan los automotores. Es el único punto donde no se han cambiado durmientes ni rieles.
A unos 100 metros hacia el norte del cruce de las vías, frente al lado poniente del paso del tren, Moisés Navarro Cervantes y sus ayudantes trabajan en el taller de cancelería y herrería. Por las zanjas abiertas que dejaron los trabajos de modernización de las vías, se le dificulta atender a sus clientes, pero le incomoda más la incertidumbre que provoca la posibilidad del desalojo.
Será la Secretaría de Desarrollo Territorial y Urbano la que se encargue del reordenamiento para que pueda avanzar el proyecto, que ya tiene un retraso de entre ocho y nueve meses.