Estudiantes apuestan por reusar el unicel

Héctor Ortiz, junto con sus compañeros de Ingeniería de la UNAM crearon una máquina para reciclar el unicel y convertirlo en artículos de papelería como plumas y juegos geométricos

Fotos: Ariel Ojeda
Nación 11/02/2018 19:22 Cristina Hernández Actualizada 19:24

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¿Ha notado cuántos vasos y platos de unicel usamos en las fiestas? Empezamos con uno, pero siempre se pierde, por lo que se usa otro y otro. El unicel es una salida fácil para no tener que lavar, basta con tirarlo a la basura. Pero el problema es que se queda allí por un largo periodo de tiempo, un vaso puede tardar hasta mil años en degradarse, de acuerdo con la Procuraduría Federal del Cosumidor (Profeco).

Conscientes de este problema, Héctor Ortiz, junto con tres compañeros de la Facultad de Ingeniería de la UNAM: Jorge Hinojosa, Enrique Estrella y Melissa Marquina; crearon la empresa Rennueva, que se encarga de la recopilación y reciclaje de unicel, para convertirlo en nuevos objetos como plumas y juegos de geometría, marcos para foto, macetas y ganchos para ropa.

Usan una máquina recicladora, cuyo primer prototipo fue presentado en la UNAM hace cuatro años y se ha sometido a proceso de patente. En el desarrollo del equipo han hecho cambios significativos como aumentar la capacidad para reutilizar una mayor cantidad de unicel. El primer prototipo sólo podía procesar 10 kilos de unicel por hora; y esta, al menos 100.

La idea surgió un viernes por la tarde, cuando Héctor estaba con sus amigos en la cafetería de la facultad y notaron que los botes de basura estaban llenos. Cuando llegó la persona encargada de hacer la separación del material, se llevó el resto de la basura y dejó todo el unicel en el mismo lugar.

Héctor se preguntó por qué el unicel no se recicla o revende como otros materiales hechos de plástico, papel y vidrio. Aunque es un material 100% degradable, según un estudio realizado por el Senado de la República, ya que cuenta con una estructura versátil y fácil de manipular, existe el mito de que es difícil de reutilizar;  por eso las grandes empresas prefieren desecharlo.

En diciembre de 2016, Héctor y su equipo iniciaron la administración del centro de acopio que está en la calle de Mimosas 63, en la colonia Santa María, Insurgentes. “Esperamos cumplir ya dos años de tener el centro funcionando y también una planta de reciclaje al 100%”, comenta Enrique.

En la inauguración reunieron alrededor de 300 kilos de unicel y desde entonces han aumentado la recopilación y las donaciones. En el primer semestre juntaron una tonelada de material, y hasta la fecha llevan más de ocho.

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El proceso de reciclaje

La Comisión de la Industria del Plástico Responsabilidad y Desarrollo Sustentable (CIPRES) destaca que el mercado del unicel ha crecido hasta un 16% durante los últimos cinco años por lo que el consumo es de más de 125 mil toneladas anuales, de las cuales 24% son para fabricar productos desechables. El 76% restante se ocupan en el sector de la construcción y agrícola.

El equipo descubrió que la producción del unicel es como la de las palomitas de maíz: hay unas bolitas pequeñas de poliestireno a las cuales se les inyecta vapor de agua para expandirlas, así se les da la forma con distintos tipos de molde hasta juntarlas y obtener como resultados vasos, platos o soportes para electrodomésticos.

Lo que los chicos hacen es revertir el proceso: con el mismo calor lo comprimen hasta que quedan las mismas bolitas de poliestireno, cuando se tiene en esa forma se determina el tipo de producto en el que se convertirá. 

Según datos de la empresa, un vaso de unicel que es expuesto al sol tarda cinco años en degradarse. Aunque la Profeco indica que el proceso de descomposición de ese tipo de plásticos tarda aproximadamente mil años y demora más si quedan hasta abajo de los basureros porque no están expuestos a la intemperie.

En la planta recicladora reciben todo tipo de unicel para darle un uso más amigable con el medio ambiente. Para vasos y platos lo único que piden es que estén limpios y no tengan restos de comida porque si se echa a perder, afecta tanto el material como el proceso de reciclaje.

Pero reciclar también es una opción para quienes consumen el unicel en vasos desechables al comprar comida o usarlo para evitar que algo se enfríe. Ya que su tiempo aproximado de vida es de sólo 10 minutos, mientras se ingiere el alimento.

El equipo también busca ofrecer más recursos a quienes están en los rellenos sanitarios y recolectan distintos tipos de materiales para así generar una nueva fuente de ingresos.

“Nos gustaría dignificar su trabajo y entregarles algo que sea como un reconocimiento económico o en especie, y cause un impacto en su forma de vida”, agrega Héctor.

Actualmente no cuentan con un incentivo para las personas que llevan el unicel al recogerlo de la calle pero a medida de que la empresa y el centro de reciclaje avance quieren regalarles alguno de los productos para así demostrar en qué se convierte el material que ellos les llevan.

“La parte importante es que la tecnología de la máquina que desarrollamos permite reciclar todo tipo de unicel, desde el de posconsumo, utilizado por toda la gente, hasta el que generan   las grandes industrias”, aclara el creador.

Por qué sí o no usar unicel

El consumo anual de unicel llega a 125 mil toneladas al año, lo que representa 29.9% del total de los plásticos producidos, según datos de la Asociación Nacional de la Industria del Plástico. Forma parte de los residuos sólidos urbanos que se pueden reutilizar.

Según un estudio de la Cámara de Senadores, en México la los residuos sólidos urbanos es de 115 mil 347 toneladas diarias; equivale a más de 42 millones de toneladas al año  175 veces el volumen de la pirámide del Sol de Teotihuacán o 231 veces el estadio Azteca

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