“Trabajo precario alienta migración”
Personas buscan ingresos en Europa y EU: experta
La precarización del trabajo en naciones de Centroamérica y África, consecuencia del llamado modelo neoliberal, produce los actuales flujos migratorios a Estados Unidos y Europa, afirmá Sonia Parella, académica de la Universidad Autónoma de Barcelona.
La especialista en migración estuvo en nuestro país, donde visitó la Universidad Iberoamericana. Destaca que en esas naciones, un número importante de personas no tiene la posibilidad de obtener empleo e ingresos, y aunque no lo quieran, las circunstancias los obligan a emigrar, como actualmente estamos viendo.
Señala que el problema de las políticas migratorias de la actualidad es que muchas veces sólo conllevan un discurso de seguridad y de control de fronteras, cuando también es importante introducir otras lógicas, como la de los mercados de trabajo.
Refiere que en varios de los países receptores, incluso de tránsito, existe la posibilidad de que los migrantes encuentren empleo y un buen futuro, y esto debe tenerse en cuenta.
En sociedades sumamente envejecidas, como es el caso de Europa, se depende cada vez más de la llegada de personas de otros países para, con su trabajo, “incrementar las cotizaciones en seguridad social, la creatividad, la innovación”, comenta la experta.
Además de que Europa y Estados Unidos necesitan mano de obra, hay que considerar los factores que están conduciendo a las personas a migrar de sus contextos: la violencia estructural que viven en sus países, que les impide obtener empleo, sustentar su vida e incluso salir a la calle; la violencia de género, y los desplazamientos motivados por factores como el cambio climático.
Sobre la actual caravana migrante que transita por México, integrada en su mayoría por migrantes del llamado Triángulo Norte de Centroamérica (Honduras, El Salvador y Guatemala), la especialista comenta que, con base en lo que ella ha visto a través de los medios de información, México “está mostrando una buena gestión de la caravana, como un acto humanitario”.
El problema es sólo centrarse en este tipo de caravanas, o los barcos en el caso de Europa, y ayudar a los migrantes de manera excepcional, sin construir una política migratoria.
“La política migratoria no se puede elaborar a golpe de actos humanitarios o excepcionales para atender a personas; eso es indispensable. La política migratoria debe ir más allá”, dice.
Refiere que México podría tener una política migratoria que contemple todos los desplazamientos que confluyen en el país: los retornados, los migrantes en tránsito que intentan llegar a Estados Unidos y los que se van a quedar; y como mínimo, ser garante de los derechos para esas personas. Eso no significa abrir las fronteras, ni tener una apuesta absoluta por la libertad de circulación, “porque ahora este tipo de decisiones no las puede tomar un país de forma aislada”.
Por ejemplo, agrega, la política migratoria de Estados Unidos está generando un flujo de retornados, muchas veces retornos forzados, a través de la deportación, que añade mayor complejidad a la gestión migratoria.