Los vestigios zapotecas que resguarda una escuela
Secundaria Enedino Jiménez alberga figuras del Preclásico y Clásico.
A simple vista la Secundaria Enedino Jiménez es como cualquiera de las escuelas de Juchitán, no se le ve nada extraordinario, salvo por un peculiar dato: se eleva sobre una zona arqueológica que, según los especialistas, se trata del segundo asentamiento que levantaron los antiguos zapotecas de Juchitán, después de la laguna Biahuidó.
Los habitantes de la zona crearon la institución ante la necesidad de un espacio educativo para sus hijos, sin saber la importancia del sitio histórico.
Hace seis años, los directivos y los maestros decidieron crear un museo con los restos de piezas prehispánicas que brotaban de las tierras cercanas a la escuela y del interior del mismo inmueble.
Y fue así, bajo el programa del Plan para la Transformación de la Educación en Oaxaca (PTEO) como surgió el proyecto, con el aval del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) que envió dos arqueólogos para analizar las piezas y realizar un mapeo de toda la zona, logrando la clasificación de 106 piezas arqueológicas de gran importancia.
Además, detrás de la escuela se observa un montículo de cinco metros de elevación. Aquí, en los años 70 se encontró un monolito en posición ritual con las manos cruzadas que se llamó la Piedra de Hui Tarala (nombre del descubridor José Luis Tarala), pieza que actualmente se encuentra exhibida en la sala dedicada a Oaxaca en el Museo Nacional de Antropología e Historia, en la Ciudad de México.
Los robos. Edith del Socorro Guerra Vásquez y Raquel Mireya López, maestras de historia y encargadas de la coordinación del museo, explican que las 106 piezas, entre las que destacan figurillas, vasijas, metates y puntas de hachas, pertenecen principalmente al periodo Preclásico (2 mil 500 años antes de Cristo) y al Clásico (de 200 a 900 años después de Cristo).
El INAH les permitió ser los guardianes del patrimonio de los zapotecas a cambio de que cada una de las piezas tuvieran un seguro, en caso de pérdida la institución se los retirará, por tal motivo la colección está bajo estricto resguardo, ya que en dos ocasiones les robaron piezas no catalogadas.
“El salón donde tenemos el museo no tenía ventanas y un día, en abril, entraron y abrieron las vitrinas y seleccionaron las mejores. En otra ocasión, en diciembre, teníamos una vasija gris y una cabeza de venado que iban a ser catalogados y los robaron, por eso la colecciónestá bien resguardada”, explica Edith Guerra Vásquez.
La finalidad del museo es hacer conciencia en los alumnos en el rescate, protección y difusión del patrimonio cultural e histórico, por eso los 20 niños que integran el comité se encargan de realizar exposiciones en otros espacios educativos.
“En la zona hay saqueos, por mil pesos mucha gente vende vasijas o figuras. Los niños ya están sensibilizados con el tema de los restos prehispánicos y cuando en sus casas se realizan excavaciones, recolectan fragmentos de vasijas, figurillas, huesos y los traen al museo. Sólo si la pieza está a 70% de su forma original se integra a la colección. Ellos promueven el rescate”.
Debido al cambio de gobierno federal, los arqueólogos encargados del proyecto suspendieron la elaboración de las fichas de cada una de las 106 piezas, mientras tanto la colección del museo se lleva a otras escuelas que piden conocerla.