“Ridiculez, decir que el ballet es elitista”
El bailarín chileno, a través de su fundación, busca acercar el arte a la mayor de gente posible
Sebastián Vinet estuvo en Oaxaca para impartir clases de ballet y por asuntos personales; la próxima semana estará en Argentina, luego en Paraguay, regresa a México, después viaja a Australia a una gira de cuatro ciudades, descansa un poco y en noviembre a Estados Unidos, Tailandia y Japón, en diciembre trabajará en la obra El Cascanueces y luego viaja a China donde tendrá una gira en enero de 2019.
Su agenda hasta el primer mes del año está prácticamente llena, aun así trabaja en proyectos paralelos entre los que busca reactivar su fundación creada en su natal Chile y otro con la revista Vogue del que no puede hablar mucho, pero que afirma tendrá un impacto mediático muy grande en el mundo de la moda, el entretenimiento y la danza.
“Hay que cortar esa ridiculez de que el ballet es elitista” – declara a EL UNIVERSAL – quien hasta hace unos meses era el solista de la Compañía Nacional de Danza de México. El bailarín chileno, a través de su fundación, busca acercar el arte a la mayor de gente posible con un doble objetivo: primero, que las personas conozcan lo que hacen, lo difícil que es la danza clásica y la dedicación que se necesita tanto física como mental; segundo, servir de inspiración para los jóvenes o de lo contrario, en un futuro no vamos a tener bailarines en Latinoamérica.
“Es importante porque todos partimos de una inspiración. Todos partimos haciendo algo porque nos atrae eso. Si no existe educación, sino existe algún tipo de inspiración para los jóvenes, no vamos a tener bailarines en un futuro en Latinoamérica, porque en Europa y Estados Unidos es otro rollo”.
Actualmente tiene 26 años de edad pero su trayectoria empieza desde los siete años de edad cuando grabó su primer comercial para televisión en el que actuaba. Siempre le llamó la atención la vida de un artista, admiraba a Michael Jackson y Gene Kelly; entonces comenzó a involucrarse desde muy pequeño en la actuación y grabó comerciales en Chile. Después ingresó a una escuela de arte carnaval en Santiago, Chile. A los 12 años mira la película de Billy Eliot y de alguna manera lo incentiva a estudiar ballet.
Con 14 años de edad Sebastián Vinet audiciona para Claudio Muñoz, maestro principal en Houston Ballet en Estados Unidos, y quien le ofreció irse al programa de verano de dos meses, se quedó un año y dos años más en la Compañía de pre profesionales. Ha participado en San Francisco Ballet y Ballet de Santiago y en galas en más de una decena de país. En Suiza ganó la competencia Prix De Lausanne en el 2009 y en 2016 a la Compañía Nacional de Danza donde fue solista. A los 17 años comenzó su carrera profesional como bailarín.
En 2018 decide dejar la Compañía Nacional de Danza por varias razones: porque la manera en que era manejada la compañía no le funcionaba en ese momento para el desarrollo de su carrera, porque deseaba tomar las riendas de su carrera, la compañía quedó alrededor de seis meses sin dirección tras ser dejada por Mario Galizzi y porque estaba perdiendo la inspiración.
“Yo no puedo trabajar sin inspiración o sin algún tipo de motivación. Entonces comenzó a bajar y, siempre vivo con la filosofía que la comodidad es el peor enemigo del artista”, confiesa.
Sebastián Vinet opina que México es el país pionero o el ejemplo de Latinoamérica en todos los ámbitos del entretenimiento, desde televisión, moda y danza. “Creo que de aquí todo se ejecuta, se cocina, para que después se envíe el producto a Latinoamérica… Siento que muchas veces los mexicanos no se dan cuenta del increíble talento que tiene este país sobre todo para desarrollarlo sobre todo artísticamente”, apunta.
El bailarín pone como ejemplo a Isaac Hernández y Elisa Carrillo, quienes han llevado a la danza a un público masivo que no sólo ha puesto en alto el nombre de México sino también el de Latinoamérica. Es un buen momento, asegura, para la danza en México.
“Lamentablemente muchas veces no hay el apoyo que se necesita para este tipo de cosas. El ballet, no sé por qué, pero es muy caro de producir… Aquí tenemos mucho arte. Pero no tenemos la visión de negocios como la tienen los norteamericanos. Cuando se puedan combinar las dos, creo que Latinoamérica va a liderar artísticamente y en muchos otros ámbitos.
“El arte es un negocio, puede ser muy lucrativo, simplemente hay que saber cómo desarrollarlo sin perder los artístico. En Estados Unidos son muy buenos para el negocio pero les falta lo que tenemos los latinos, siento yo, artístico y teatral. Isaac Hernández llena dos noches seguidas el Auditorio. ¿Quién más hace eso?: Luis Miguel”.
Para Sebastián Vinet, el ballet es parte importante de su vida pero no es su vida: sin él no tendría a su esposa, los amigos que tiene, los países que conoce, lo ha llevado a cosas, gente y experiencias inesperadas. Aun así duda que se quedé para siempre en el ballet: “cada parte tiene su proceso en la vida y la danza me ha dado todo hasta el momento: de comer, viajar, mi esposa. Le agradezco mucho a la danza”.