Cierre de frontera con EU frena a artesanos en Oaxaca; en Ixtaltepec apenas venden macetas

Abelino, un alfarero de 50 años que heredó el oficio de sus padres y abuelos, es el único de su comunidad que exporta a California, pero desde hace un año su producción está empaquetada y llenándose de polvo en un extremo del patio

Cierre de frontera con EU frena a artesanos en Oaxaca; en Ixtaltepec apenas venden macetas
Municipios 01/04/2021 11:49 Actualizada 11:49

Asunción Ixtaltepec.-Abelino  Jiménez  y Álvaro Cabrera Santiago no saben que el 19 de marzo se celebró el Día del Artesano, pero tampoco les interesa mucho. Ellos están sumergidos en el trabajo de la alfarería, esforzándose por vender lo poco que producen al día. El primero sacando pequeños pedidos por encargo a clientes de la región, el segundo esperando que la frontera con Estados Unidos se abra para exportar las macetas que elabora.

Desde la carretera que conecta a Ixtaltepec con Ixtepec se pueden observar varios patios repletos de ollas de barro, uno de estos espacios pertenece a Abelino, un alfarero de 50 años que heredó el oficio de sus padres y abuelos. Él es el  único  de la comunidad que exporta a California, Estados Unidos,  pero desde hace un año su producción está empaquetada y  llenándose de polvo en un extremo del patio.

La contingencia por el Covid-19 lo agarró en plena etapa de exportación en el 2020, misma que abarca entre enero y  abril. Los pedidos que le realizan viveros en California inician en diciembre, pero para enero la producción del año anterior ya debe de estar lista para el embalaje en tarimas de maderas ya tratadas y con permisos avalados por instancias reguladoras de sanidad, transportación y envío fronterizo.

Antes de la contingencia, Abelino  exportaba entre 2 a 5 tráileres por año. Ahora no ha exportado nada porque el cruce fronterizo está cerrado para productos que no son de primera necesidad, así que todas las macetas están empolvándose esperando que la situación cambie. A eso se suma que la venta con clientes de la región disminuyó por la falta de fiestas.

“Mi principal ingreso es lo de la exportación pero desde el año pasado no tengo ni una exportación, cero completamente. Mi segunda entrada es la venta en el mercado regional, pero ésa bajó 70%, sólo vendo cuando ven mis piezas desde la carretera”, expresa este artesano que desde hace 20 años regresó a Ixtaltepec de los Estados Unidos para emprender su proyecto comercial sin tener que utilizar intermediarios, acaparadores o coyotes.

“Sólo se vende con la gente que viene hasta mi casa a comprarme macetas, trabajos especiales, ollas para guisos, sólo me queda esperar que los tiempos mejoren”, agrega. 

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Abelino está presente directamente en todo el proceso de producción, desde la extracción de la arcilla en la mina, el transporte, trituración, elaboración, quema, embalaje y venta. Así que eso le ayuda mucho a no depender de terceros para sacar lo poco que produce para sobrevivir esta crisis.

Al igual que Abelino, Álvaro también vive en el Barrio Santa Rita, el de los alfareros. Sólo que él vive más adentro, en una zona conocida como “Cantaritos”, porque en toda la cuadra las ollas y figuras pintadas están en los corredores, patios y banquetas de las casas. Esto le da un aspecto característico al barrio, además de atraer a los potenciales clientes que atraviesan la comunidad.

El taller de Álvaro lo heredó de su padre y todos en su familia se dedican al mismo oficio. En su casa su esposa la ayuda en el taller, como en casi todas las familias alfareras de Ixtaltepec, que llegan a sumar alrededor de un centenar, las mujeres tienen una participación importante.

Antes de la crisis Álvaro y su familia vendían en los mercados regionales y con revendedores de otros estados durante todo el año hasta cinco gruesas de productos, cada  gruesa representa 25 docenas.

Con los clientes locales para fiestas durante todo el año, los pedidos iban desde  una gruesa a 5 docenas para una boda. Hoy la situación es distinta, los pedidos bajaron más del 50%, ahora venden por piezas o por algunas docenas para fiestas pequeñas. 

También los modelos cambiaron. Antes las peticiones eran jarrones, ollas especiales para los guisos en las fiestas, muñecos conocidos como tanguyu, tinajas. Ahora, debido al encierro aumentaron los pedidos de macetas.

“Hemos visto cómo bajó la producción y cómo cambiaron los pedidos. Ahora hacemos muchas macetas, las piden mucho. También vimos disminuido el número de empleados, de 6 quedamos mi esposa, las dos personas que pintan y yo, pero no podemos sostener a más personas, todo lo hacemos entre todos. Hacemos lo que piden y lo que pueden pagar”, finaliza el artesano.

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