Palacio Municipal de Juchitán sigue en ruinas; reconstrucción apenas al 30%, a 4 años del terremoto
De acuerdo con cifras del director de Obras Públicas del gobierno juchiteco, la reconstrucción comenzó en una primera etapa con 10 millones 700 mil pesos para la liberación de muros y apuntalamiento
Juchitán.— Esperanza y su esposo Tony extrañan vender alimentos en el área conocida como Las Fonderas, que estaba en la parte baja del ala sur del Palacio Municipal de esta ciudad zapoteca, la misma que se derrumbó en la noche del terremoto magnitud 8.2, aquel 7 de septiembre de 2017. “Han pasado cuatro años y no sabemos cuándo volveremos a nuestra zona de ventas”, dicen.
Como el matrimonio que forman Esperanza Regalado y Tony Guerra, hay 40 fonderas más que anhelan el regreso a ese emblemático espacio donde convivían personas de todos los municipios vecinos a saborear el caldo de res, garnachas, mojarra frita, el mondongo y el pollo garnachero, cuando visitaban Juchitán para realizar compras.
Ubicadas provisionalmente en la parte poniente del parque municipal Benito Juárez de esta ciudad del Istmo de Tehuantepec, la más afectada por el sismo, de vez en cuando las fonderas voltean a ver el palacio que está al oriente del parque y se preguntan cuándo terminarán de reconstruir el edificio sede del municipio y construir el ala sur que se desplomó.
Vendiendo toda la vida tortillas de horno, tamales, hamacas, dulces de calabaza, queso fresco, totopos, camarones, pescados, iguanas y armadillos, ahí frente al palacio, pasan lista de presente Juana, María, Antonia, Margarita y un largo etcétera, y todos los días levantan la vista hacia el sitio que lleva cuatro años en lenta reconstrucción.
En noviembre de 2019, en un ambiente festivo, el gobernador de Oaxaca, Alejandro Murat, el director de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural del gobierno federal, Arturo Balandrano Campos, y el director del Instituto del Patrimonio Cultural del Estado de Oaxaca (Inpac), Amando Bohórquez Rodríguez, abanderaron el inicio de la reconstrucción.
Foto: Roselia Chaca
Inmerso en la euforia, Balandrano Campos prometió que en diciembre de 2020 se realizaría una gran fiesta zapoteca con la inauguración del Palacio Municipal, pero pasaron los días y los meses, llegó la pandemia, suspendieron la liberación de los recursos y el inmueble, protegido por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), sigue inconcluso.
De acuerdo con cifras del director de Obras Públicas del gobierno juchiteco, José Antonio Sánchez, la reconstrucción comenzó en una primera etapa con 10 millones 700 mil pesos para la liberación de muros y apuntalamiento.
En una segunda etapa se aplicaron 4 millones 200 mil pesos para la cimentación y consolidación de muros.
El gobierno de Oaxaca es el encargado de administrar los recursos, provenientes de la Federación.
Según las estimaciones del director de Obras de Juchitán, el avance que lleva la reconstrucción de este inmueble histórico que data del siglo XIX es apenas de 30%.
“Falta reconstruir el ala sur que se desplomó totalmente, hay que reforzar las losas, aplicar el aplanado, introducir la red hidráulica, sanitaria y eléctrica y colocar puertas, ventanas y muros interiores”.
La segunda etapa de la reconstrucción del inmueble terminó en abril de este año, y desde entonces están detenidas tanto las obras como la disposición de los recursos.
“Queremos saber dónde se atoró la liberación de los dineros”, dice el presidente municipal de Juchitán, Emilio Montero Pérez.
Foto: Roselia Chaca
El edil explica que ha hablado con los funcionarios del Programa Nacional de Reconstrucción (PNR), de Sedatu y del Inpac, pero nadie le ha dicho o confirmado en qué parte se atoró la liberación de los recursos y qué es lo que está atrasando los avances de la reconstrucción.
“El pueblo juchiteco reclama que termine la reconstrucción de su palacio”, dice.
Las obras de rehabilitación del edificio, señala por su parte el presidente de la Comisión de Reconstrucción de la 64 Legislatura de Oaxaca, Pável Meléndez, estará lista hasta el año 2022, cuando liberen los recursos de la tercera etapa.
“Eso nos han dicho los funcionarios federales y estatales en las últimas reuniones que hemos tenido”, indica a EL UNIVERSAL.
Mientras tanto, los ojos de las mujeres que venden todo tipo de alimentos en el centro de la ciudad, voltean cada tanto hacia el viejo edificio construido allá por 1882.
Respiran con nostalgia, e incluso, dejan que una lágrima moje sus mejillas al recordar el terremoto. “¿Para cuándo?”, preguntan las fonderas, famosas por sus gritos de “hay caldo de res, mojarra, garnachas”, con los que atraen a sus clientes.