Con nacimientos en hojalata, preservan arte y cosmogonía de Oaxaca frente a “esencia europea”

El equipo de Hojalatería Artesanal Salamandra plasma su cosmogonía “menos europea” en esta versión de lámina; hay que consumir local para reactivar la economía, señala John Filiberto, fundador del taller

Con nacimientos en hojalata, preservan arte y cosmogonía de Oaxaca frente a “esencia europea”
Foto: Mario Arturo Martínez
Más de Oaxaca 20/12/2021 09:58 Arlen Pimentel Oaxaca Actualizada 09:58

Oaxaca de Juárez.-“Podría inventar una bella historia, pero lo que me motivó a poner mi taller fue la necesidad. El sueldo como trabajador es muy poco y yo quise arriesgarme, siempre me ha gustado eso”, explica con franqueza John Filiberto Pacheco Martínez, artesano creador de un peculiar estilo de nacimientos de hojalata.

Desde su taller, ubicado en Santa Rosa Panzacola, en la ciudad de Oaxaca, el joven de 29 años cuenta que soñaba con crear una forma de subsistencia en la que no tuviera que trabajar para nadie, pues no le gusta depender de un patrón; no obstante, la presión al frente de su propio negocio puede crecer tanto que a veces sí preferiría la comodidad de ser empleado, confiesa.

“Pero estando de este lado son tan enormes las formas de trabajar que no me arrepiento de esa decisión de empezar lo mío”, señala orgulloso al lado de su pareja, Ángela Aguilar Pacheco, y de su hermano, Diego Alberto Pacheco Martínez; juntos conforman el equipo que da vida a Hojalatería Artesanal Oaxaqueña Salamandra.

De las mentes, las manos y el gran esfuerzo de estas tres personas emprendedoras han nacido miles de piezas a lo largo de cuatro años y medio, de una artesanía típica del estado: las figuras de hojalata trabajadas mediante variadas técnicas.

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Foto: Mario Arturo Martínez

Ángeles, demonios, mariposas, piñas, estrellas, relicarios, milagritos, catrines, calaveras y calacas; de alpaca, hojalata o latón; al natural o esmaltadas en todos los colores; con espejos o en bulto: las posibilidades de la lámina se antojan infinitas en manos de aquellas personas que dominan la técnica o que avanzan en el siempre novedoso camino del aprendiz de taller.

Los nacimientos, recuerda John Filiberto, se los encargó por primera vez una clienta del Mercado de Artesanías; en ese tiempo “no tenía ni idea de cómo sacar la plantilla ni nada, pero siempre he sido bueno dibujando, así que empecé a dibujar mis nacimientos y fue así como le fuimos dando el toque de nuestro taller a estas figuras”.

Cada nacimiento de hojalata consta de 10 piezas, entre la Virgen María, el Niño Jesús, los Reyes Magos y el resto de los personajes que conforman esta escena; entre los tres integrantes del taller tardan un día entero en elaborar un solo nacimiento.

Los tamaños pueden ir de los ocho  centímetros hasta los 36 y aunque los más grandes requieren más material, en los pequeños hay que invertir mucho más tiempo, por lo que los precios se fijan acorde con el esfuerzo y trabajo impreso en cada una de las figuras.

De ahí que sean pocos los artesanos que los producen, ya que requieren tiempo y atención en las caritas, cuyas facciones deben ser detalladas para llamar la atención del cliente, explica el joven originario de Santa María Tavehua, pueblo famoso por sus artesanías de barro rojo, en la Sierra Norte.  “Pensamos que hay que dejar el lado europeo que tenemos hacia el nacimiento, hay artesanos que lo hacen a su manera, tal vez el nacimiento se vea más autóctono de nuestro lado, pero es la visión que tiene el artesano, hay que respetarla. Si te gusta su trabajo, consúmele, si no, no es tampoco para criticarlos, cada artesano tiene su visión y su cosmogonía”. 

 Trabajo en equipo

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Foto: Mario Arturo Martínez

Las funciones en el taller están claramente definidas: Ángela, de 26 años, aplica pintura y esmalte; Diego Alberto, de 21,  cumple con las tareas de rayar, recortar y pintar. John, al frente del taller, es quien posee los conocimientos, los comparte y está presente en todo el proceso.

“Empecé a los 21 años, cuando me invitó un tío a trabajar con él; luego me fui a buscar más oportunidades de trabajo en el Barrio de Xochimilco, que es el barrio histórico de la hojalata, y ahí fue donde terminé de aprender más cosas. Fue un giro total en mi vida”, cuenta.

Cuando consideró que había aprendido lo suficiente, propuso a su pareja y a su hermano que crearan juntos el taller.

“Mi hermano me enseñó desde cero”, comenta Diego. Fue de él la idea de abrir una página de Facebook cuando los tiempos se pusieron difíciles, con la pandemia. Tras dos meses de publicar su trabajo en la red social, comenzaron a recibir nuevamente pedidos y ganando más clientes; gracias a ello, ahora no sólo venden en Oaxaca, sino que hacen envíos a otras partes del país. Su siguiente paso es abrir una tienda en línea.

Para Ángela, su acercamiento al taller fue también un descubrimiento de lo que es la artesanía de hojalata; en su función de pintar, va también su inventiva: “Hay clientes que nos dan su patrón o queda a nuestra imaginación de cómo hacer el diseño”.

Cuenta que no suelen trabajar con colores oscuros, ya que prefieren que se vea más luminoso. “Tratamos de meterle vida para que luzca, que tenga cierta forma, que se vea artesanal; podríamos meterle colores oscuros, pero tenemos esa visión de darle colores vivos, para que resalte”.

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Foto: Mario Arturo Martínez

Por el tiempo y trabajo que requiere hacer los nacimientos, el taller comienza a recibir pedidos desde julio, para que estén listos en diciembre. Por ello, explican, difícilmente aceptan pedidos de urgencia en estas fechas. Este año elaboraron alrededor de 60.

Para John Filiberto, la mejor manera en que todos pueden contribuir a reactivar la economía tras la contingencia por Covid-19 es mediante el consumo local:

“Es lo que hace mucha falta después de esta pandemia que vino a descomponer todos los planes de todos, entre nosotros hay que echarnos la mano a comprarnos; comprarle a alguien local que venda lo que necesitemos, es una forma de ayudarnos entre todos”. Con información de Mario A. Martínez

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