Miles de migrantes que radican en CDMX reviven orgullo por su raíz de Oaxaca con la Guelaguetza
Entre blusas multicoloridas del Papaloapan, prendas de chaquira de la Costa, bordados de la Mixteca o guayaberas bordadas con su respectivo sombrero se dieron cita 25 mil personas a la celebración de la Guelaguetza en Iztapalapa
Ciudad de México.— Con una sonrisa y una inmensa felicidad, Laura Márquez camina y atraviesa la carpa donde cientos de visitantes hacen sus compras de artesanías y gastronomía. Los asistentes recorren las mesas colocadas mientras disfrutan de una tlayuda acompañada con tejate.
Mientras recorre todo el espacio, Laura Márquez saluda a sus paisanas oaxaqueñas, que las reconoce por las blusas típicas que portan. También porque en su mayoría son quienes le piden detenerse para tomarse una foto con ella, que porta con orgullo su traje istmeño.
Originaria de Salina Cruz, Laura Márquez recuerda que llegó a los 17 años a la Ciudad de México y lleva 56 viviendo en la alcaldía Iztapalapa, en la colonia Tepalcates.
Para Lourdes, después de tantos años fuera de Oaxaca, sigue siendo “lo máximo” portar su traje istmeño con el que parte plaza en la carpa llena de oaxaqueños en el Cerro de la Estrella, a donde por primera vez se presentó la Guelaguetza con toda su riqueza cultural.
“Nunca lo desprecio, es un orgullo. Es fabuloso que organicen este tipo de eventos e inviten a todos a que conozcan la Guelaguetza. Me emociona, me gusta revivir todo esto, dice en entrevista.
A pesar de que visita Oaxaca y Salina Cruz constantemente, Laura no dudó en venir a la Guelaguetza de Iztapalapa cuando se enteró del evento por un conocido que trabaja en la alcaldía.
Lee: De Oaxaca para Iztapalapa, llega la Guelaguetza 2022 a CDMX
Tampoco quisieron perdérselo Patricia y Karen, hijas de migrantes de Nochixtlán quienes emigraron hace 40 años. Actualmente la familia reside en la colonia Ejército Constitucionalista de Iztapalapa, pero portan con orgullo trajes de la región istmeña.
Patricia dice que van seguido a Oaxaca, porque les encanta la cultura, bailes y paisajes. “Estamos muy orgullosas de nuestras raíces”,resalta con entusiasmo.
Con una sonrisa en el rostro, Karen afirma que “es un orgullo” portar esas vestimentas, porque “reflejan el trabajo de nuestra gente, de nuestras paisanas. El trabajo que realizan con tanto esmero, representa nuestra cultura”, dice.
Cuenta que desde niña asiste a estos eventos como la Guelaguetza cuando va a Oaxaca. Lo hace así, afirma, porque le recuerda sus raíces tan fuertes.
“Me hace sentir muy orgullosa, muy feliz y alegre”, enfatiza la jóven de 27 años mientras disfruta observar la Danza de la Pluma.
Todo este entusiasmo es aprovechado por los comerciantes, quienes agradecen la alta afluencia de gente como el caso de don Simón Arango, originario de Zimatlán y quien tiene 30 años residiendo en la alcaldía Xochimilco.
Simón comenta que va y viene entre la Ciudad de México y Oaxaca, ya que su taller de telar de pedal lo tiene en Zimatlán. También que los precios de sus piezas oscilan entre los 200 y los 1000 a los pesos entre blusas,huipiles y rebozos de diversos colores y formas.
Entre blusas multicoloridas del Papaloapan; prendas de chaquira de la región de la Costa; bordados de la Mixteca; guayaberas bordadas con su respectivo sombrero e incluso pequeños faroles representativos de Los Lunes del Cerro, se dieron cita 25 mil personas según estimaciones oficiales, muchas de ellas migrantes oaxaqueños residentes de Iztapalapa.
Así lo ha expresado la alcaldesa de la demarcación, Clara Brugada, quien ha resaltado que existe un número significativo de oaxaqueños en Iztapalapa.
De acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (IneGi) y de la Secretaría de Pueblos y Barrios Originarios y comunidades Indígenas residentes (SEPI), en la alcaldía Iztapalapa se concentran 28 mil 717 pobladores de tres años y más hablantes de alguna lengua indígena, como el Tu´un Savi que concentra 4 mil 622 hablantes, o el mazateco, con 4 mil 142 hablantes de tres años y más, de acuerdo al Censo de Población y Vivienda 2020.
