Ahí, hace 25 años Leticia Bravo Rosario, de 48 años, aprendió de sus suegros el oficio de la panadería.
Recuerda cómo su suegra le enseñó las recetas tradicionales del pan que le da personalidad al negocio, con las que además busca preservar la originalidad de las tradiciones en la región.
Foto: Cortesía
En entrevista con EL UNIVERSAL, doña Lety explica que en Tonalá, donde habitan unas ocho mil personas, hay unas cuatro panaderías, todas éstas negocios familiares que constituyen una fuente de empleo en la comunidad. Su familia, agrega, combina las labores de la panadería con las del campo.
En el caso de ella, así como de otras mujeres de la comunidad, el oficio de la panadería la insertó al campo laboral, pues antes de aprender a elaborar el pan se dedicaba únicamente a las labores del hogar. Ante ello, se dio a la tarea de preservar la tradición panadera en la familia, resguardando el oficio al enseñárselo a sus hijos.
Las mujeres que ahí trabajan colaboran también con las labores del campo, a lado de sus esposos, o se dedican a la elaboración artesanal de productos de palma.
“Aprender me tomó muy poco tiempo, desde que yo veía que estaban haciendo pan, me metía en la panadería para ver cómo se hacía, por eso, fue muy rápido para mí cuando ya comencé a hacerme cargo de las labores”, explica.
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Y es que aunque se trata de una labor manual, las tareas en la panadería inician durante la temporada de Todosantos, alrededor de las 3:00 horas, cuando doña Lety debe iniciar con la preparación de la masa, el horneado y la decoración del pan.
En un día regular, la jornada de trabajo culmina alrededor de las 13:00 horas, cuando las 300 piezas de pan que se elaboran diariamente se han vendido.
En Santo Domingo Tonalá, precisa, la actividad panadera comenzó el lunes de hace una semana, pues muchas familias acostumbran a poner sus ofrendas desde el 28 de octubre, ya que la creencia apunta que ese día es cuando llegan las almas de quienes fallecieron en un accidente.
En Tonalá, los panes se decoran con ajonjolí, pero en las piernas del “monito” se les pone pasta de dulce como las que tienen las conchas, lo que les da un sabor peculiar.
Además, su presentación es especial, la familia de doña Lety hace el pan en horno de leña y fabrica su propia levadura, pues apuestan por la alimentación natural, las recetas originales y el respeto a las tradiciones.
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“Cada pieza de pan, nosotros la vendemos a diferentes precios, la más chica cuesta cuatro pesos, mientras que los panes dobles cuestan ocho pesos, sin embargo, la gente puede venir y hacer pedidos personalizados según el tamaño que requieran”, apunta.
Por esa razón, la panadería produce pan de todo tipo además del de temporada. Ante ello, pobladores de comunidades vecinas, incluyendo ciudades mixtecas como Huajuapan, acuden a Tonalá a comprar el pan que Lety y su familia elaboran.