Juchitán.— Cinco jóvenes  del Istmo de Tehuantepec  que cursan octavo y décimo semestre de las  ingenierías en Informática y Mecánica,  en el Instituto Tecnológico del Istmo, crearon el prototipo de una pala para un aerogenerador, la cual está hecha con fibra de coco,  como una alternativa más económica y amigable con el medio ambiente en la industria de las energías verdes.

Luis Fernando Ruiz, Marco Antonio Rodríguez y Abraham Cortés, los tres de 22 años; Julio Alberto Gutiérrez, de 21,  y José Guadalupe Terán, de 24, estudiantes originarios de Salina Cruz, Lagunas, San Miguel Chimalapa, Juchitán y Huilotepec,  idearon una pala eólica con material biodegradable para presentarla en la Cumbre Nacional de Desarrollo Tecnológico, Investigación e Innovación (InnovaTecNM 2022). En la etapa local, fueron seleccionados para competir a nivel regional en Acapulco, Guerrero, en septiembre próximo.

Los estudiantes comenzaron el proyecto hace mes y medio con la firme intención de proponer una pala resistente, con material moldeable y económico, que no fuera de fibra de vidrio, con la  que normalmente se elaboran las piezas de los aerogeneradores.

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Durante la investigación bibliográfica, encontraron que la fibra de coco es flexible y resistente, y es utilizada exitosamente  en la construcción, elaboración de muebles y macetas, sin mencionar sus ventajosas propiedades en el huerto, como sustrato.

Un desecho con mucho potencial

En el trabajo de campo observaron que el coco es abundante en la región y que se podía conseguir de manera gratuita al recolectarlo de los basureros, así que identificaron un tiradero clandestino de cocos cerca del Tecnológico y seleccionaron los mejores para su proyecto.

El proceso que utilizaron es sencillo: si el coco aún estaba  verde, lo secaban al sol un par de días hasta que estuviera seco, luego, con las manos iban quitándole las fibras, para luego colocarlas en un molde para elaborar palas eólicas de un metro y 20 centímetros, que el taller del Tecnológico posee.

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Después, cada capa de fibra la cubrieron con pegamento blanco, hasta lograr un grosor de 5 centímetros,  para luego pulirlo hasta obtener una pala prototipo de 3 centímetros; finalmente, en la parte medular de la pala colocaron una tira delgada de madera, obtenida también del árbol de coco.

“Nuestro proyecto está hecho de fibra de coco y madera de coco, materiales resistentes; además, los desechos del coco, después de aprovecharle el agua y la pulpa, no se aprovechan, los podemos ver tirados a orillas de las carreteras, así que consideramos que hacemos un bien al medio ambiente.

“Por eso nuestro proyecto está inscrito en la categoría de energías verdes, porque es amigable con el ambiente, no contamina”, explican en entrevista con EL UNIVERSAL desde su salón de clases.

Múltiples usos amigables con el ambiente 

Recientemente, en la construcción de casas tradicionales de tejas, muchas familias han optado por utilizar murillos de coco por la gran resistencia que han mostrado, capaces de cargar mucho peso; además, la fibra de coco se utilizó para elaborar casas de adobe en Asunción Ixtaltepec después del sismo de 2017, como una alternativa de vivienda resistente a sismos.

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Las palas que crearon los alumnos del Tecnológico son ideales para turbinas eólicas pequeñas que generan 5 kilovatios de energía, es decir,  que pueden alimentar una vivienda tradicional del Istmo

Este prototipo de pala fue construido con una inversión de 2 mil pesos, por ello, para los jóvenes este modelo tiene lo necesario para ser desarrollado a  gran escala, con sus mejoras, en los parques de la región, así como en proyectos privados.