Oaxaca de Juárez.— Mandrágora es un proyecto colectivo que tuvo que enfrentar el fenómeno de gentrificación que se vive en la ciudad de Oaxaca. Zurisadai Rivera, Karina Hernández y Jorge Luis González apostaron por emprender un negocio de productos orgánicos, joyería artesanal y libros en el barrio de Jalatlaco, pero en cada uno de los espacios no cumplían con un singular requisito: ser extranjeros.

Finalmente, una familia de este barrio dejó las negociaciones que mantenía para rentar su espacio a una empresa extranjera y le dio la oportunidad a estos tres jóvenes oaxaqueños.

“El proyecto se da a partir de que en [la ciudad de] Oaxaca todas las personas de fuera vienen y se apoderan de los espacios. Siendo Jalatlaco un punto cultural muy fuerte, ya hay mucho extranjero dueño de negocios. El espacio se abrió precisamente para recuperar esto, que los oaxaqueños también sabemos emprender y queremos esa parte de hacer lo propio”, explica Zurisadai Lisbhet Rivera.

De los tres emprendedores, ella se dedica a la elaboración de alimentos orgánicos, principalmente postres; también vende plantas originarias del estado y elabora cigarrillos herbales.

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Además de trabajar en el mural de la capital oaxaqueña, el artista plástico Joel Merino participa en el proyecto Tinujey, que tiene réplica en la Costa y la Mixteca; ha intervenido calles en ciudades de Asia, Europa, Estados Unidos y América Latina

Ella y su familia empezaron con una granja familiar para autoconsumo en su casa, en la colonia del Maestro. La intención era que su hijo tuviera una alimentación más balanceada y por eso adquirieron gallinas, para obtener huevos; además, crearon su propio huerto. 

Aunque al principio eran para consumo propio, empezaron a tener un excedente que ahora le permite producir postres y otros alimentos orgánicos, con recetas de sus abuelas.

“Tenemos panquecitos de almendra que no contienen harina, a base de pura almendra con huevos de granja, ingredientes lo más orgánicos posible.

“Tenemos un espacio en San Lorenzo Cacaotepec y una casa en la colonia del Maestro, por Santa Rosa Panzacola, en este espacio tenemos una granja familiar que se pensó para autoconsumo, porque tengo un niño de ocho años, para que fuera lo más saludable su alimentación. Él aprendió a sembrar rabanitos con su abuelo. Se empezó así, con el interés de recuperar nuestra mejor alimentación”.

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La obra, con una inversión de 518 millones de pesos, mejorará la comunicación vial entre los municipios de Oaxaca de Juárez, San Pablo Etla, San Jacinto Amilpas y Santa Cruz Xoxocotlán

Karina Hernández, por su parte, es una orfebre que elabora joyería de manera artesanal y recurre a materiales que proporciona la naturaleza. Sus productos tienen la particularidad de ser diseños únicos e irrepetibles, pues nunca hace dos piezas con el mismo diseño.

Mientras que Jorge Luis González El burrito es un librero dedicado a la venta de ejemplares usados; recientemente ha enfocado sus esfuerzos en un espacio de venta para los libros de escritores oaxaqueños y sus editoriales independientes. Además es promotor cultural.

“Mandrágora es un proyecto que emprendimos los tres: Karina, la mano ornamental; Jorge, libros, y yo con las plantas. Es una mezcla de todo lo que realmente nos merecemos como personas”, dice Zurisadai Rivera, quien explica que el espacio no sólo es un punto de venta, sino también un espacio para las diversas manifestaciones culturales en Oaxaca.

Recientemente, llevaron a cabo un conversatorio con escritores oaxaqueños sobre la literatura en el estado, los proyectos editoriales independientes y el esfuerzo que implica lograr que una obra llegue a la imprenta.

También, planean ofrecer talleres a infancias y adultos para la elaboración de joyería con materiales de la naturaleza, como ramas de árbol y piedras; así como la adecuación de una ludoteca, con el fin de fomentar el interés por la lectura.

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“Al ya no tener trabajo, estamos en la búsqueda para solventar nuestros gastos”, manifestó Patricia García, presidenta de la Unión de Pepenadores

Además, se plantean como un espacio que lucha contra la gentrificación. “En Jalatlaco hay varios lugares que como oaxaqueño quieres rentar, pero aparte de que las rentas están súper elevadas, casi casi es un requisito que seas extranjero. Aunque también hay muchos vecinos que dicen que debería quedar entre nosotros.

“En este espacio se habló con los dueños, porque ya estaban en tratos con una empresa extranjera. Entonces, nosotros les planteamos todo lo que queríamos recuperar, que era realmente cultura, parte de nuestras tradiciones y lo que venimos heredando de nuestros antepasados.

Se plantea todo lo que tenemos en este momento y lo que aún nos falta por hacer y ellos se abren a la posibilidad, y nos dicen que está bien”.

Zurisadai Rivera expresa que es una lástima que los oaxaqueños están quedando fuera de muchos espacios y perdiendo oportunidades para emprender: “es una lástima porque se está perdiendo todo lo que vale la pena de los oaxaqueños, porque hay mucho potencial en los oaxaqueños y a veces no tenemos la oportunidad”.

 

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