“Somos muchísimas mujeres exigiendo una justicia que no llega, yo lucho para que no me archiven": María Elena Ríos

Han pasado 18 meses desde el 9 de septiembre de 2019, el día que fue agredida por dos hombres que le rociaron ácido sulfúrico en el rostro y el cuerpo, químico que también le dejó quemaduras a su madre, quien intentó auxiliarla

“Somos muchísimas mujeres exigiendo una justicia que no llega, yo lucho para que no me archiven: María Elena Ríos
Foto: Mario Arturo Martínez
Sociedad 08/03/2021 12:51 Christian Jiménez Oaxaca Actualizada 13:11

Oaxaca de Juárez.— Si de algo está convencida María Elena Rios Ortiz,  joven saxofonista sobreviviente de  un intento de feminicidio que le ha  coartado la libertad, es que en México  la justicia para las mujeres se maneja como si fuera algo que puede esperar, que a diario se desplaza y archiva. Una inercia contra la que hay que mantenerse en pie, resistiendo.  Así como lo ha hecho ella. “Yo lucho todos los días para que no me archiven”, confiesa entre  lágrimas  mientras agrega una pregunta que no puede contestar:

“¿Qué cosa es más importante que atender la violencia?, no se puede alardear sobre avances y construcción  de paz y justicia para las mujeres sin hechos concretos. ¡Nos están matando!”, sentencia.

Han pasado 18 meses desde el 9 de septiembre de 2019, el día que  fue agredida por dos  hombres que le rociaron ácido sulfúrico en el rostro y el cuerpo, químico que también le dejó quemaduras a  su madre, quien  intentó  auxiliarla. A la distancia, la joven percibe su caso legal como oscuro y con muchos obstáculos.

Malena se ha convertido en la activista de su propia causa, que busca incansablemente la justicia porque está convencida  de que es la única vía para  recobrar su libertad.

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“Tengo que exigir, levantarme todos los días pensando en qué va a suceder… pienso en cuándo se va a acabar toda esta pesadilla, sabía que podría ser un proceso muy largo, que quizá lleve años, pero no imaginaba que fuera tan agotador”, asegura.

Estos meses le han mostrado que se trata de  un camino  que desgasta y lastima, el cual sólo puede continuar gracias a sus padres. Un sendero donde además del  proceso legal que se estanca debe afrontar una muy   lenta recuperación física de sus heridas. 

“Me da la impresión de que quieren cansarme y  he tenido la intención de rendirme, pero no lo hago al recordar el cariño de  mis padres al decirme que tenga paciencia”.

Tejiendo redes

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Foto: Mario Arturo Martínez

“Mi piel nunca va a ser la de antes. Pero sí puede mejorar, ha mejorado”, dice sentada  frente a una mesa de madera  en donde apoya las manos, que asoman las heridas, y desde donde  señala que los  avances en su caso se han logrado a través de la presión.  

Así fue como en diciembre de 2019 los autores materiales del ataque, el primero en su tipo en Oaxaca, fueron aprehendidos. Y también así se logró que en abril de 2020 el presunto   autor intelectual, el exdiputado priista Juan Vera Carrizal,  se entregara ante las autoridades; no obstante, hace falta detener a uno de los implicados, a quien la joven incluso ha visto  en la calle.

Pero si María Elena se  aferra a esa  posibilidad de alcanzar la justicia, explica, es porque está consciente que su caso ha sido un espejo para otras.  “Cuando digo que hay una posibilidad, no es solamente mi posibilidad, sino la de muchas, y eso me motiva porque si tú tras una agresión de esta índole, tienes la oportunidad de que trascienda y evite más agresiones”, reitera. 

Precisamente así es como han sido los días de Malena desde  la agresión. Decenas de mujeres han buscado hacer contacto con ella para brindarle apoyo, contarle sus historias o agradecerle por empoderarlas. 

“Tengo una red de apoyo impresionante, desde casa hacia afuera. Muchísimas mujeres, que, aunque no las conozco, me las imagino y sé que están al pendiente de mí, como yo al pendiente de ellas… porque ya lo saben, cuando tocan a una, tocan a todas”, sostiene convencida. 

En el camino hacia el presente,  ha conocido también a otras mujeres, como Carmen, Esmeralda, Gloria, Ana, víctimas de ataques con ácido, quienes  luchan por sus propias causas y tocan constantemente puertas para “recordar que existen”.  

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Es por ello que tras el alcance que ha tenido su caso,  María Elena se ha pronunciado de  manera pública y contundente en casos como el de Carmen, quien, a siete años de haber sido agredida con ácido, no tiene justicia, su carpeta se ha extraviado y no cuenta con apoyo del  Ministerio Público.

“Cuando una mujer llega a mí y me cuenta lo que ha sucedido, me da muchísima impotencia. En un principio pensaba ¿son las políticas públicas? Pero no siempre es así, el problema son las personas que están para ejecutar esas políticas, que no entienden el tema, que no les importa, que tienen  otros intereses, que entorpecen nuestros procesos y  afectan nuestra vida”, dice.

En su caso, por ejemplo,  María Elena explica que actualmente tiene que  asistir a audiencias y realiza diligencias ante la Fiscalía General del Estado de Oaxaca (FGEO), para lo que  en muchas ocasiones ha tenido que aplazar sus procesos médicos.

“El costo de ser víctima es muy elevado. La fiscalía es representada por una persona que no es empática, no quiere o no puede hacer justicia. Tuve la desdicha de ver a mi agresor en la calle, asustada,  le di aviso al fiscal  Rubén Vasconcelos y además de  no responder mi llamada, contestó déspota mis mensajes: 'ya le dije que estamos trabajando en eso...'  Es increíble que una sola persona prófuga de la justicia, burle a un sistema de inteligencia”, dice la joven.

La saxofonista  lamenta que lejos de que la Fiscalía la  cobije, y dé seguimiento a su caso, ella  tenga que acercarse a preguntar sobre los avances.  “Muchas veces no me dejan acceder a la información, un derecho que como víctima me corresponde. Hay avances, pero gracias a la red de apoyo de la sociedad civil, mi familia,  mis asesores jurídicos y a la Comisión de Víctimas de la Ciudad de México”, lamenta.

El  acercamiento a otras víctimas que han vivido lo mismo que ella le ha dejado claro a la joven que hay políticas que deberían implementarse, por ejemplo: “no vender ácido por vender”. Lo anterior lo dice aunque su caso ya ha originado cambios legislativos en Oaxaca, pues  en abril de 2020 el Congreso local anunció la entrada en vigor de la reforma al Código Penal con la que se castiga hasta con 40 años de prisión a quien ataque con ácido a una mujer.

Aprender del feminismo 

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Foto: Mario Arturo Martínez

Antes de sufrir la agresión, María Elena llevaba una vida común y no tenía idea de hasta dónde la violencia machista alcanzaba a afectar a las mujeres. Hoy, al ser una sobreviviente de la violencia feminicida, reconoce que, a pesar de las leyes, a las mujeres no se les protege. 

En vías de aprender sobre el movimiento feminista y tras los acercamientos que diversas organizaciones han tenido con ella, Malena  resalta que  ha sumado  saberes que le permiten reconocerse como una  “aprendiz de feminista”.

“Tan mal estamos que tiene que haber un día para erradicar la violencia contra la mujer, muchos no saben ni por qué, no conocen la lucha de las mujeres obreras. Es muy desafortunado que borren la lucha de las mujeres de nuestra historia,  que ha servido para que ahora tengamos derechos”.

Las mujeres, dice, encabezan distintos tipos de resistencias y eso es muy importante. “He conocido activistas oaxaqueñas que me inspiran muchísimo y creo que, si ellas han perdido cosas personales en la lucha, tiene que valer la pena.  Por eso tenemos que aportar nuestro granito de arena  para sumar logros. Yo invito  a las mujeres oaxaqueñas y  mexicanas  a sumarnos a la lucha y dejar de fortalecer al patriarcado”.

Acompañar a otras

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Foto: Mario Arturo Martínez

Aunque las dificultades del proceso que enfrenta contra sus agresores la desaniman a ratos, María Elena está convencida de que  cuando alcance justicia seguirá  acompañando  a otras mujeres. “Sería egoísta trascender y no ayudar, para eso estoy luchando, para jalar a las que se está llevando el mar. Somos una cadena de hierro, sólo nos falta darnos cuenta de lo que somos capaces, porque nos han enseñado lo contrario para fortalecer un sistema incompetente”, destaca, quien  se ha convertido en un estandarte de movimientos feministas.

En Oaxaca,  el pasado 8 de marzo de 2020, mujeres marcharon en su nombre portando cartulinas con la exigencia de “Justicia para María Elena”, mientras que otras pintaron consignas en las paredes de la ciudad y otras quemaron efigies de los agresores.

“Yo rompí en llanto al verlas, no solamente en la marcha. Y conocí también el artivismo, donde muchos compañeros músicos se reunieron para tocar. Es un movimiento que está comenzando pero es muy importante”, dice.

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En junio pasado, fue invitada al Festival #NosotrasTenemosOtrosDatos, donde de manera  virtual  usó  su saxofón para pronunciarse por los 11 feminicidios que a diario ocurren   en México. Además, se ha pronunciado a favor del movimiento #AguaParaAyutlaYa, que visibiliza la falta de agua en esa comunidad mixe, tras un conflicto agrario y donde mujeres  defendieron el acceso al recurso natural en su pueblo. También, por redes sociales, ha exigido freno a la violencia feminicida, sobre todo en la región Mixteca de donde es originaria y donde decenas de mujeres han desaparecido en los últimos años.

“Cuando yo me encontraba en una cama de hospital, lo que más quería hacer era abrazar a mi familia y tocar mi saxofón y cuando por fin pude abrazar y tengo que salir a las diligencias de mi proceso, exponiéndome al virus, ahora que puedo abrazarlos no debo… y en cuanto a la música me preocupa, me siento mal, porque junto con mi familia tenemos que acercarnos a la Fiscalía para saber los avances, no me da el tiempo… y me da impotencia”, resalta.

Motivada por sus padres, por su familia, por el anhelo de retomar sus estudios y la música, de recobrar la tranquilidad, María Elena reitera que no cesará en su lucha. “Deseo, cada amanecer, un día despertar y saber que esto ya pasó… nací para ser libre y por eso lucharé”, finaliza. 

Motivada  por su familia, por el anhelo de retomar la  música y   recobrar la tranquilidad, Malena  se promete  que no cesará hasta que  un  día  sepa  que esto ya pasó. “Nací para ser libre y por eso lucharé”, finaliza.

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