Productores de la Costa de Oaxaca impulsan renacer de empacadora de limón, devastada por Paulina hace 25 años
Mantienen la esperanza en la reapertura y adelantan que con nuevas tecnologías buscarán mercados regionales y nacionales
Pinotepa Nacional.— Un grupo de 50 productores de limones y socios de la Costa de Oaxaca busca reactivar una fábrica destruida y abandonada tras el paso del huracán Paulina en octubre de 1997, que provocó infinidad de pérdidas, pues arrastró sus cultivos, casas, puentes y decenas de personas perdieron la vida.
“Fueron días de angustia. Lo peor se vino después, cuando la mayoría de nosotros nos quedamos sin alimentos y sin trabajo”, recuerda don Marcelino Vásquez Gallardo en entrevista con EL UNIVERSAL.
El río de Las Arenas se salió e inundó las huertas de limón. Unas 6 mil hectáreas quedaron afectadas en las comunidades de Collantes, José María Morelos, Los Pocitos, La Boquilla Chicometepec y otras.
Muchas familias tuvieron que buscar otras alternativas para sobrevivir, como la migración, y dejaron de trabajar las tierras fértiles de la región.
Foto: Juana García
Mucha producción, pero poco apoyo
Pese a que Oaxaca ocupa el tercer lugar en producción de limón en el país, de acuerdo con el informe de enero a julio de 2022 de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) y el Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera (SIAP), los apoyos a productores son escasos, acusan.
No obstante, la superficie sembrada de limón en el estado asciende a 217 mil 582 hectáreas, es decir, 0.8% (mil 734 ha) más que el mismo periodo del año anterior, lo que representa 10.3% del total nacional.
Las entidades con las mayores extensiones de siembra, por encima de Oaxaca, son Michoacán, con 29.5%, y Veracruz, con 24.1%. En conjunto, los tres estados tienen 73.9% de la superficie de limón en el país.
Con esta estadística, es difícil imaginar que los productores de limón de al menos una decena de comunidades de la Costa apenas se recuperan del huracán de hace 25 años. Afirman que de los apoyos del gobierno federal, poco les ha llegado.
“Cuando pasó el huracán ahí se terminaron los limones y muchos empezaron con otra actividad. Días después del paso del huracán, las plantas de limones, papayas, plátanos, palmeras, murieron”, narra Nicolás Rodríguez Galindo, quien dejó de producir y comenzó otra actividad en Collantes; hoy, es uno de los que impulsa la reapertura de la fábrica de limones.
Foto: Juana García
“Hace 25 años teníamos puros árboles de limones de pata criolla, pero se salió el río de Las Arenas, que lo tenemos a unos 20 metros, y se inundaron todas nuestras parcelas de toda esta región y dejamos de trabajar por un rato”, dice otro campesino.
Antes de la ruina, los productores abastecían mercados locales y regionales, principalmente a la cadena de supermercados WalMart, además de la Central de Abasto en la Ciudad de México. Ahora no tienen mercados debido al coyotaje del cítrico.
“Necesitamos reactivar más la compra y venta de cítricos, pero desde acá en el pueblo, porque actualmente los productores van a dejar los cítricos a más de dos horas de acá. Otros se topan con los coyotes de limones y ahí se van las ganancias”.
Un nuevo sueño
La fábrica de limones El Paso de Collantes, ubicada a 20 metros del río Las Arenas, entre Collantes y La Boquilla de Chicometepec, se inundó por el huracán Paulina y desde entonces dejó de funcionar.
Para reactivarla, los pobladores se citan cada fin de semana para hacer tequios en las instalaciones; además, recurren a reuniones para buscar estrategias que sean de ayuda cuando reinicien labores en la fábrica.
Mientras, dicen que costará más de medio millón de pesos la mejora de las instalaciones, compra de herramientas, instalación de luz y un colchón económico para lo que se ocupe en los primeros meses, pues carecen de recursos suficientes.
Tan solo las cajas para el empaque de limones costarán cerca de 100 mil pesos; en la instalación de la luz gastarán de 170 mil a 180 mil; para la remodelación del lugar, otros 170 mil. Más un colchón de inversión de unos 200 mil pesos.
Foto: Juana García
“Se necesita un colchoncito, aquí estamos productores de muy bajos recursos. Nuestros cálculos son un aproximado, porque necesitamos un técnico que haga esas sumas, pero más o menos pensamos que ocupamos eso, puede ser más o menos”, señalan.
Marcelino Gallardo indica que buscan este apoyo del gobierno federal, pero no lo quieren regalado. “No queremos que nos regalen, sino que nos echen la mano para poder levantar esto, somos gente que trabaja y lo devolveremos”, asegura.
EL UNIVERSAL buscó a los titulares de la Sader en Oaxaca para saber más sobre los programas de seguimiento de apoyo por afectaciones de fenómenos naturales; sin embargo, no hubo respuesta.
Don Antonio Escobar, de Cerro de la Esperanza, narra que desde hace ocho años comenzó nuevamente a sembrar plantas de limones, pero ahora se enfrenta al mercado. “Hemos estado sembrando y algunos ya estamos produciendo, pero andamos que no hallamos por dónde hacerle, ni cómo hacerle, porque siempre llegamos al tema del dinero”.
Don Antonio y los demás productores coinciden en la necesidad de reabrir la fábrica. “Esta gente sí necesita el apoyo. Los jóvenes, las mujeres y muchas personas se van a bajar limones y ya ganan su dinero, pues siempre se les paga por ello”.
Por ahora, las personas acarrean su producto hasta Pueblo Nuevo, localidad a más de dos horas de camino. Terminan entregando sus productos a los coyotes, que lo compran casi 50% más barato.
“Tenemos compañeros que compran en su casa, pero el traslado es mucho, en lugar que vengan los camiones directamente por ellos y los trasladen a la Ciudad de México; sería más directo para los productores”, indica Nicolás Rodríguez.
“Para nosotros es mucho desgaste. Tenemos que salir desde antes de las 4:00 horas; luego, estando allá, en cuestión de minutos ya nos bajan el precio. Acá los productores andamos muy mal, pues tenemos que dejar de producir para acudir lejos a entregar nuestros productos, cuando podríamos entregarlo acá cerquita”, insisten los campesinos de la Costa.
Don Marcelino Gallardo llama a las dependencias del gobierno del estado y federal a que los apoyen. “Lo que nos hace falta son los centavos. Pues queremos que el gobierno nos preste ese dinero para arreglar todo lo que está dañado, sería un alivio para todos nosotros. Ya no iríamos hasta Pueblo Nuevo y nos ahorraríamos mucho dinero en los traslados”, dice.
El retorno del limón
Don Marcelino tenía una huerta de 300 árboles, pero cuando pasó el huracán Paulina arrasó con todo y no quedó una pizca de lo que fue la huerta.
A 25 años de la tragedia, don Marcelino ha logrado alcanzar las 600 plantas.
Foto: Juana García
“El limón no sólo mantiene al productor sino a toda su familia, porque el limón da una infinidad de empleos; en vez de que los jóvenes anden haciendo travesuras por allí, mejor emplearse en el limón”, comenta don Antonio, entre suspiros, pues también él perdió todos sus cultivos hace un cuarto de siglo; ahora tiene más de 400 árboles de este cítrico.
Los productores mantienen la esperanza en la reapertura de lo que alguna vez fue la fábrica de limones y adelantan que con las nuevas tecnologías buscarán mercados regionales y nacionales, como en Puebla y en la Ciudad de México.
La producción de limones se concentra en José María Morelos y la Boquilla de Chicometepec, del municipio de Huazolotitlán; Cerro de la Esperanza, Collantes, Los Pocitos, Carrizo, Piedra Blanca y Santa Cruz Itacate, en el municipio de Pinotepa Nacional.
Entre otros productos que recientemente se volvieron parte de la producción de esta región están el coco y las papayas.
El volumen de producción de limón en el país aumentó en comparación con el año pasado. Según la Sader, de enero a julio de 2022 se obtuvo un millón 483 mil 524 toneladas, mientras que en 2021 fue un millón 468 mil 539; un incremento de 1% en el mismo periodo.
El tema adquiere más relevancia si se considera que el limón mexicano ocupa el segundo lugar en producción a nivel mundial.
Entre mayo y octubre se registran habitualmente las máximas exportaciones del fruto, que se vincula con la estacionalidad de cosecha de las zonas citrícolas de México, revela el informe de la Sader.
“Hasta julio del presente año, las exportaciones mexicanas tuvieron como principal destino a Estados Unidos, siendo el mayor demandante, con casi 338 mil toneladas, seguido de otras 18 naciones”, señala.