Ante pesadilla para cruzar México, migrantes eligen abandonar sueño americano y buscan empleo en Oaxaca

Las oportunidades laborales, mejor remuneradas que en sus países de origen, han convencido a algunos extranjeros a instalarse en ciudades como Juchitán, donde ya cuentan con trabajando y vivienda

Ante pesadilla para cruzar México, migrantes eligen abandonar sueño americano y buscan empleo en Oaxaca
Foto: Claus Mendoza
Sociedad 22/11/2023 13:15 Alberto López Morales / Corresponsal Actualizada 13:15

Juchitán. – Orlín y Carolina, dos jóvenes hondureños, dicen que ya no buscarán el llamado “sueño americano”. Tienen pensado, revelan, quedarse a vivir en Juchitán, donde hallaron un empleo mejor remunerado que en su país, del que salieron hace unos tres meses.

Ambos jóvenes, de 19 y 18 años de edad, respectivamente, perdieron sus empleos en el departamento de Lempira, donde él estibaba sacos de alimentos básicos de una bodega al camión y ella trabajaba en una tienda de prendas de vestir. Entonces, dejaron atrás todo.

Frente a las grandes dificultades que la comunidad migrante enfrenta en su trayecto hacia el territorio estadounidense ante la política de contención del gobierno mexicano, cientos de extranjeros están buscando oportunidades de empleo en la región del Istmo de Tehuantepec, como no ocurría desde hace al menos dos años.

migrantes-oax-.jpgFoto: Claus Mendoza

Como Orlín y Carolina, también han conseguido empleos en esta ciudad Alex, de El Salvador y Paola, de Venezuela, quienes trabajan en la venta de pollos asados y tacos de cecina, un negocio local que además se ha dedicado a vender alimentos a los cientos de migrantes que llegan a esta ciudad. 

“Los contraté porque son muy trabajadores y conocen otros oficios”, cuenta Luis Ángel, dueño del negocio.

Unos tres días después de haber llegado a Juchitán, en un recorrido que incluyó hambre y sed caminando sobre la carretera Panamericana, ambos jóvenes consiguieron empleo, alimentos y una casa prestada para vivir.

Luis Ángel es un joven emprendedor que comenzó en agosto de este año con la venta de tacos, un oficio que aprendió de su padre quien lleva más de 20 años en el negocio como taquero y la venta de tlayudas. “Hace unos dos meses, me pidieron na oportunidad, y ahí estamos juntos”, dice.

“En estos dos meses de trabajar juntos, ellos me ayudan y yo los ayudo. Trabajamos en equipo, como si fuéramos una familia. Al día, se les paga entre 300 y 500 pesos, dependiendo de cómo se da la venta de pollos asados o los tacos”, comenta.

Durante los primeros días de su estancia en Juchitán, los jóvenes migrantes que trabajan con Luis Ángel, quien apoya con empleo a cuatro migrantes centroamericanos y a dos venezolanos, valoraron que, frente a las dificultades de seguir el viaje al norte, era mejor quedarse en Juchitán.

Orlín y Carolina venden pollos asados en la entrada del Centro de Movilidad Migratorio (CMM), de esta ciudad juchiteca, y ahí, donde todos los días llegan unos tres mil migrantes de todo el mundo, escuchan las historias de dolor y tragedias que se viven más hacia el norte.

32b8cb8f-4296-4480-9cfc-844b20bbd5ad.jpgFoto: Claus Mendoza

“Hay gente que pasó, pero que en el camino los secuestran, les roban, que fallecen, que no llegan al sueño americano, por eso decidimos no seguir. Salimos por falta de trabajo, y ya lo conseguimos aquí”, señalan, al tiempo de que expresan sus anhelos de tener su propia vivienda en Juchitán.

Pero no son los únicos que han encontrado oportunidades laborales en la ciudad, considerada el corazón comercial del Istmo de Tehuantepec. En el mercado zonal hay jóvenes migrantes que descargan los camiones tipo rabón o tráileres que traen las frutas o las verduras. “Ellos me dicen que les pagan 150 pesos por un trabajo desde las tres de la madrugada a tres de la tarde”, dice Luis Ángel.

“No se vale”, lamenta, que algunas personas abusen de las necesidades de los migrantes pagándoles muy poco en relación al trabajo que realizan. “Ahí están algunos mototaxistas que por un viaje al Centro de Movilidad Migratorio les cobran entre cien y 200 pesos. No se vale”, insiste.

Orlín y Carolina revelan que están contentos con el trabajo, el ingreso y el trato que les proporciona Luis Ángel, “quien nos asegura que somos como una familia muy unida”. En ese empleo tienen tres alimentos, días de descanso y un techo donde dormir.

El negocio de pollos asados abre a las 6 de la tarde en el CMM y cierra poco después de las 23 horas, cuando los autobuses que van a Oaxaca o a México terminan sus corridas. “Cobramos todos los días”, indican.

Ambos jóvenes dicen que ya avisaron a sus familiares en Honduras, que desistieron de seguir hacia el territorio estadounidense. “Les dijimos que nos quedaremos a vivir en Juchitán, donde tenemos empleo y una luz de esperanza hacia una nueva vida”.

Desde mediados del año pasado, miles de migrantes de Centro y Sudamérica, del Caribe, así como de países asiáticos y africanos llegan a Juchitán para seguir su ruta hacia el norte del país. En Juchitán descansan y esperan el dinero que envían sus familiares desde Estados Unidos.

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