Barbasco, investigan en la Universidad del Papaloapan uso médico de esta planta silvestre
Buscan impulsar su producción sustentable; es empleado en elaboración de anticonceptivos
Investigadores de la Universidad del Papaloapan (Unpa) en Tuxtepec desarrollan un estudio de laboratorio para aprovechar la raíz del barbasco, una planta nativa de México, y potenciar su uso como base para la elaboración de anticonceptivos, un mercado que ahora controla China.
En la región de la Cuenca del Papaloapan, desde la década de 1950, tras el descubrimiento en México de sus propiedades farmacéuticas, poblaciones mazatecas y chinantecas de comunidades como San Felipe Usila, San Felipe Jalapa de Díaz y San Lucas Ojitlán se dedicaron a recolectar esta raíz silvestre.
El barbasco es una planta que crece a modo de enredadera, tiene hojas con forma de corazón y raíces similares a un camote. Además de Oaxaca, ésta crece en Veracruz, Puebla, Tabasco y Chiapas.
Luego de más de 70 años de su explotación en México, los investigadores Enrique Villalobos y Adolfo López, del posgrados de Biotecnología y de Ciencias Químicas de la Unpa, impulsan su aprovechamiento sustentable mediante el cultivo in vitro de raíces, en condiciones controladas.
Con ello, buscan proveer a laboratorios mexicanos de esta materia prima para medicamentos.
El proyecto
Fue en 2015 cuando los expertos comenzaron con el estudio de la planta a partir de la especie Dioscorea composita, pues esta variante produce mayor cantidad de diosgenina, sustancia que funciona para la producción de hormonas esteroideas, progesterona y sus derivados, utilizados como anticonceptivos.
El investigador de Biotecnología ofrece un panorama positivo para la Cuenca, y para todo México, si se reactiva la economía del barbasco por medio del cultivo controlado, pues permitiría una producción mayor.
Para ello, la raíz ha permanecido tres años en un proceso de observación y los especialistas apuntan que en este tiempo el nabo ha desarrollado 80% de las propiedades que posee la planta silvestre.
Fue a través de barbasco hallado en el propio campus de la universidad que el doctor Villalobos extrajo una diminuta muestra. El especialista agrega que en terrenos de la institución ha localizado al menos cuatro tipos de los 70 que existen en México.
En el laboratorio de Biotecnología de la Unpa, la muestra se encuentra en un recipiente con sustancias que impulsan el desarrollo de la planta, pero que a su vez permiten la reproducción de la raíz.
En los tres años que lleva el estudio, las muestras arrojan datos favorables, pues de acuerdo con el doctor Adolfo López, las masa producida in vitro “ya es competitiva”, debido a que contiene 1.6 miligramos de la deseada diosgenina, mientras que la planta silvestre contiene dos miligramos por cada 100 de otros compuestos.
Villalobos Amador explica que la fase siguiente tendrá como objetivo optimizar las condiciones en laboratorio con los nutrientes y compuestos orgánicos para acelerar el crecimiento, lo cual tendría una ventaja sobre las condiciones silvestres, pues aunque todavía desconocen el lapso preciso en que crece la planta se tiene certeza que es muy lento.
Otro de los objetivos centrales es establecer en el laboratorio un acervo de raíces para un banco de germoplasmas, pero el investigador considera importante contar con un acervo etnobotánico de barbasco para la repoblación natural.
Otras propiedades
La doctora en Química Órganica de la Universidad del Papaloapan, Roxana Martínez Pascual, que realizó entre 2008 y 2010 un estudio previo con el barbasco, explica que la planta cuenta con moléculas que, al fusionarse con otros compuestos, pueden utilizarse para combatir células cancerígenas, pero hasta ahora no se tiene certeza de su reacción en seres vivos, pues no se han realizado las pruebas clínicas.