Los pueblos chontal y huave celebraron una centenaria alianza en el sureño estado mexicano de Oaxaca con una boda en la que el alcalde de San Pedro Huamelula se casó con una princesa de bellos ojos jaspeados, sólo que en este caso la novia fue un caimán.
La tradición tiene su origen en la llegada de los chontales en tiempos prehispánicos a la región costera de Oaxaca, en la ribera del Pacífico, donde entraron en conflicto con los huaves que poblaban la zona. Ambos pueblos clamaban tener el poder de propiciar lluvias o buenas cosechas.